Enrique Rubín – ATTAC Andalucía.

La troika europea

Ya se conocen algunos nombres del grupo de inspección que comprobará sobre el terreno que la banca y que el Gobierno español cumplen con las condiciones impuestas para recibir un máximo de 100.000 millones de euros.

Veamos la alineación: Por la Comisión Europea, el holandés Gert-Jan Koopman y el alemán Jürgen Kröger. Examinarán el FROB, informarán a los ministros de Finanzas de la UE y exigirán toda clase de datos y de análisis «como si España estuviera totalmente intervenida», según explican fuentes comunitarias. Acreditan su experiencia en el magnífico rescate de Portugal.

Seguimos. También estará el alemán Peter Weiss, dirigiendo la medular española con Manuel Palazuelos, Mateo Capó, Javier Jareño y Magdalena Morgese.

Por el Fondo Monetario Internacional, del que no quieren un solo euro porque está gafado, se adelantaron hace días inspeccionando por España. El mes pasado estuvieron en Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía analizando las cuentas de éstas Comunidades. Las asistencias de este organismo no evitarán el gafe.

Y también, cómo no, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea «se visten de negro» para vigilar el cumplimiento de las condiciones impuestas. Por supuesto, con el apoyo de la Autoridad Bancaria Europea. Y, todavía más, el Consejo Europeo, que solo interviene para asegurarse de que el Gobierno español implementa las políticas exigidas por Bruselas.

El pasado 13 de julio, «viernes negro español». El Gobierno de la Nación (Real Decreto-Ley 20/2012) establece las condiciones que le impone la troika europea para que entre en juego su Fondo de rescate que intentará tapar el enorme agujero bancario, apuntándolo en deuda soberana, claro está. Por tanto, a la vista de estos hechos, el Estado está intervenido, o mejor dicho, sometido.

La troika española

Continúa el «viernes negro» (Real Decreto-Ley 21/2012), creando el Fondo de Liquidez Autonómico, que es, en realidad, un fondo de rescate para las comunidades autónomas. También Hacienda enviará a sus controladores «de negro» para comprobar las duras condiciones impuestas, tanto en los presupuestos, financiación y fiscalidad. De esta forma librará la ayuda por tramos y podrá obligar a realizar las acciones económicas que el Gobierno de la Nación considere necesarias, «acordando» los planes de ajuste a los que deberá someterse para acceder a más dinero.

Y así, con informaciones mensuales y con los riesgos de incumplimiento, vendrá la intervención del Gobierno, intervenido a su vez por la troika europea, que a su imagen y semejanza, presionando con entregar o no el siguiente tramo del rescate se obligará a adoptar más ajustes y/o más recortes, incluso interponiendo sanciones económicas.

Si aun persistiera la posible rebelión, vendrán a la Comunidad otros controladores vestidos «de negro» hasta las gafas, con medidas que serán de ejecución forzosa una vez aprobado su plan, con el requisito previo de obtener la mayoría absoluta favorable del Senado. Debe ser para dar apariencia democrática al proceso de intervención-rescate-ajustes.

El dinero de este Fondo no son ayudas, hay que devolverlo. Y seguro que será a base de IVA, de IRPF y otros impuestos o recortes similares, o sea, a través de los que afectan gravemente al poder adquisitivo de la mayoría de la población.

Sangre de mis entrañas

El Gobierno dice que “hace lo que tiene que hacer”, es decir, rescatar a la banca especuladora cuyos directivos se enriquecen escandalosamente con tramposas prácticas contables, fiscales y financieras que dieron como resultado tres burbujas, la inmobiliaria, la financiera y la de la deuda. Y además, la ausencia de crédito para las empresas y las familias. Con ellas vino el deterioro constante de las condiciones de vida de la mayoría, la eliminación progresiva del estado del bienestar y de los derechos fundamentales.

Se trata de ideología neoliberal practicada a todo correr. Cualquier intento pacífico de protesta encuentra como respuesta la represión policial absolutamente desproporcionada, con dolor y derramamiento de sangre, con sanciones económicas, detenciones y encarcelamientos por motivos irrisorios si se comparan con los daños irreparables de quienes ocasionan la crisis y que, por el momento, se están yendo de rositas. Represión al más puro estilo dictatorial pues ni quieren escuchar que «Hay alternativas» y mucho menos debatirlas y refrendarlas dado que no figuraban en su programa electoral.

Una ideología que materializa, entre otras cosas, la prioridad al pago de la deuda ilegítima, subidas del IVA y nuevos impuestos en el recibo de la luz, supresión de derechos y de pagas a los empleados públicos, reducción de fondos para la dependencia y el desempleo, facilidades a la privatizaciones, y un largo etcétera (hasta 35). En cambio, no se tocan las SICAV, se permite la amnistía fiscal para blanquear dinero de procedencia más que dudosa, la evasión de capitales, la comercialización de productos financieros opacos, el fraude fiscal, la economía sumergida, etc. etc. Renuncian, tal como reconocen, a la creación de empleo durante años.

Si protestan los estudiantes, los mineros, los funcionarios, etc. son tratados a porrazos que literalmente abren heridas, que nos hace sangrar a la mayoría de la ciudadanía. Sin razón alguna, cada protesta se tacha de anti-sistema. Precisamente, ahora vemos, que todas las medidas van a empobrecer o dificultar aun más la vida de las clases más desfavorecidas, que no han tomado ninguna decisión, ni una sóla, que favorezca a quienes pagamos y sufrimos sus crisis, sus estafas y sus complicidades. Una de las frases más vistas en el 15-M es “No somos anti-sistema, el sistema es anti-nosotros”.

Para escenificar mejor todo este sistema y su proceso ideológico, el Consejo de Ministros del «viernes negro» es presidido por el Monarca. Respalda con rotundidad el rescate bancario y las condiciones que impone la troika y que traerá consecuencias nefastas para la economía real que crea empleo y riqueza. En fin, una Monarquía de un Estado que cede soberanía a la troika europea en vez de reafirmar la de su ciudadanía. En definitiva, así se retrata ideológicamente como “francamente” neoliberal.

En muy poco tiempo comprobaremos en nuestras carnes y con nuestra sangre adónde nos pretende llevar esta ideología.

Somos más, somos mayoría y podemos evitarlo.

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