G-192 ¿Frente al G-20 o al Grupo de Bilderberg?

Fernando Moreno Bernal – ATTAC Cádiz

Los próximos días 2 y 3 de Junio tendrá lugar la Conferencia de la ONU sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y sus Impactos en el Desarrollo. La iniciativa del actual Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el sacerdote nicaragüense Miguel d´Escoto, de reunir a los 192 Estados del mundo que forman parte de la ONU para debatir sobre las crisis mundiales y sus respuestas parte del convencimiento de que tiene que ser el conjunto de la comunidad internacional quién la enfrente. El G-20, los ilusos y dos ilusas autoproclamados líderes del mundo, no tienen autoridad ni legitimidad jurídica ni moral para adoptar las decisiones que afectan a toda la humanidad.

Es importante que visualicemos a qué y a quiénes nos enfrentamos realmente, y nos preguntemos si el marco de la Asamblea General de la ONU es el adecuado para la respuesta coherente de la humanidad. Cuáles son los límites que esta respuesta en este marco institucional tiene para no sentirnos frustrados con su falta de ejecutividad.

Cuando en plena crisis del petróleo en 1973 se plantea la creación del G-6, G-7 y posterior ampliación con Rusia, al G-8 se está dando una respuesta política de gran calado: se saca del ámbito de la ONU la discusión y adopción de medidas sobre problemas mundiales. La Asamblea General de las Naciones Unidas ya no era la misma de su fundación. El proceso histórico de descolonización había multiplicado el número de sus integrantes dando voz a la mayoría de los perdedores en el intercambio desigual del comercio mundial, por lo que el neoliberalismo naciente comienza a socavar los fundamentos del multilateralismo que está en la base de la creación de la misma ONU. Cuando se incorpora a Rusia en 1998 al grupo G, tras la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, se coacta al Presidente de esta alimentando su vanidad nacional e individual como integrante de “los líderes del mundo”, con el único objeto de descabezar una posible alternativa en el seno de la ONU que aglutinaría al resto de países del mundo.

Ahora, en plena crisis sistémica y civilizatoria del capitalismo, con el G-20 se intenta hacer lo mismo que se hizo con Rusia con los países emergentes que han demostrado en la OMC, Banco Mundial y FMI que tienen una voz autónoma en torno a la que se configura la alternativa que les impide llevar a cabo las decisiones que toman.

1.- ¿A qué nos enfrentamos?

¿Cuál debe ser el planteamiento que debemos hacer aflorar para comprender la esencia política a la que nos enfrentamos?

Estamos enfrenándonos con el sistema de dominación y el Estado del mundo globalizado del capitalismo sin adjetivos.

El Estado surge de la sociedad y refleja en cada momento histórico su realidad política y civil. Desde la aparición de la propiedad privada la sociedad ha estado dividida en clases, y esta división supone la creación de un sistema de dominación de una sobre la otra u otras. Los sistemas de dominación han ido variando a lo largo de la historia y los territorios.

El sistema de dominación social es más amplio que el Estado. El Estado es el instrumento ordenador del sistema en su dimensión política. La ONU en su fundación es el germen del Estado Mundial del capitalismo tras la II Guerra Mundial, y así se sigue viendo por la inmensa mayoría de los países, por lo que las alternativas de los movimientos sociales y democráticos las planteamos en su marco institucional.

Pero al cambiar la estructura política y social mundial apareció el conflicto entre los intereses de la comunidad internacional y la ONU como Estado del sistema capitalista internacional, que terminó con la creación de los grupo G-6 al G-20 para poder seguir cumpliendo su función de ordenador del sistema. Cuando hablamos del G-192 lo que en el fondo planteamos es el retorno a la ONU de su consideración de Parlamento del mundo. ¿Y el Gobierno del mundo? ¿Este Parlamento tiene control o nombra a algún Poder Ejecutivo del mundo?

2.- ¿A quienes nos enfrentamos?

El sistema de dominación se basa en dos tipos de mecanismos: aparatos de coerción, violencia institucionalizada, y aparatos de subyugación ideológica, hoy los valores y teorías difundidas fundamentalmente a través de los grandes  medios de comunicación.

Entre el 14 y el 17 de Mayo de 2009 se han reunido en Grecia el Grupo de Bilderberg. En torno a 120 personas que controlan los ejércitos y servicios secretos de EE. UU. Japón, la Unión Europea, Emiratos árabes e Israel; el poder económico y los medios de comunicación mundial. Sus decisiones son ilegítimas, tiránicas y opacas para el mundo, pero son ejecutivas porque controlan todos los resortes del sistema de dominación en el mundo actual. La cuestión a decidir ha sido si para mantener el Poder para ellos y sus intereses les conviene una crisis larga en el tiempo y suave dentro de lo posible, o bien, agudizarla para que sea intensa pero más corta en el tiempo. Han optado por la segunda opción. Y ellos si son el actual Gobierno del mundo capitalista internacional.

La Asamblea de Naciones Unidas no sólo debe marcar las medidas a adoptar para que la salida de la crisis sea en beneficio de la humanidad, sino que debe reclamar el Poder real para poder implementarlas, denunciando el despotismo, falta de moral y legitimidad de este Gobierno oculto. El verdadero adversario al que se enfrenta la humanidad que queremos ver reflejada en el G-192 es el Grupo de Bilderberg y no el G-20 que no es sino la plasmación de su estrategia política.

La ONU dista de ser el Estado Mundial que necesita la humanidad. En ella se representan los Estados-nación, con todos los condicionantes que actualmente operan en cada uno de ellos para la elección de sus gobiernos en los procesos electorales, cuando los hay. Es, sin duda, lo más democrático entre las opciones actuales, y llegar a la Conferencia sobre la crisis es un éxito. Pero debemos tener cuidado de que nuestra defensa del G-192 no cree esperanzas imposibles que inevitablemente se verán defraudadas.

La respuesta de la humanidad a esta crisis del sistema de dominación del capitalismo agonizante tiene que ser la construcción de las democracias del S. XXI. La construcción de un Estado democrático mundial para un planeta y una humanidad es un proceso necesario que ha de hacerse sobre el reconocimiento, cuidado, responsabilidad y respeto de la diversidad  de culturas en el seno de la única y común humanidad. Que sea la ONU reformada desde su interior o, por contra, la consolidación de un Estado Mundial propio de la humanidad y que esta desarrolle como contrapoder para un tiempo nuevo es algo que aún no tiene respuesta.




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