El PSOE tiene que repensar la economía

RubalcabaCarlos Berzosa – Consejo Científico de ATTAC.

Las dos últimas elecciones autonómicas han hecho saltar las señales de alarma en el partido socialista. El derrumbe electoral que ha sufrido en estos dos comicios se añade al que ya se dio en las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2011, así como a la pérdida de votos que tuvo en las generales de noviembre de ese año. Si bien es cierto que las autonómicas de Andalucía y Asturias le dieron un respiro, sin embargo, si nos atenemos a los resultados que ofrecen las encuestas no se observa una mejoría en expectativas de voto.

El desgaste que está sufriendo el Partido Popular y la pérdida de votos que se anuncian en los diferentes sondeos, no está suponiendo una recuperación del voto socialista. Se pone de manifiesto en estas encuestas que hay una crítica de los ciudadanos a la forma y al fondo de cómo está haciendo oposición. No obstante, lo que se observa, no solamente en los sondeos, sino lo que se puede ver y oír en los lemas de las manifestaciones, y al escuchar a la gente en las conversaciones, es el malestar creado por la gestión que se hizo de la crisis por parte del Gobierno socialista. La resaca derivada del mal gobierno realizado en la segunda legislatura de Zapatero es lo que está pasando factura al PSOE en la actualidad.

La forma de hacer oposición se encuentra condicionada por la manera equivocada que tuvo el Gobierno socialista de abordar la crisis. Resulta prácticamente imposible echar en cara al Gobierno actual realizar determinadas políticas o no llevar a cabo otras, pues cuando se gobernaba no se pusieron en marcha reformas del sistema fiscal progresivas o de lucha decidida contra el fraude fiscal, al tiempo que se comenzaron a poner en práctica las políticas de ajuste. Así, por ejemplo, no es creíble para los ciudadanos que se pida ahora desde la oposición un impuesto sobre las grandes fortunas cuando no se implantó cuando se gobernaba.

El Gobierno se doblegó obedientemente a los mandatos de Bruselas y se dio un giro, sobre los planteamientos iniciales, que no se explicó a los ciudadanos. Se llevó adelante una reforma laboral, no tan agresiva, como la que ha puesto en marcha el Gobierno del Partido Popular, pero que ya supuso un recorte significativo de los derechos de los trabajadores. No supieron afrontar la reforma del sistema financiero que es donde se encontraba el origen de muchos de los males que se padecen.

Los diferentes resultados electorales, y el que se anuncia en las próximas elecciones catalanas, ponen de manifiesto que el suelo electoral que parecía tener este partido se está desmoronando bajo sus pies y no se sabe con certeza hasta dónde puede darse la caída. El problema al que se enfrenta la izquierda en nuestro país es que este descenso del PSOE no es capitalizado por ninguna otra fuerza, y aunque suban en número de votos y escaños, el PSOE sigue siendo el partido más votado dentro de este amplio ideario político. Lo grave es que, en muchos territorios y a nivel global, la suma de todos los partidos y coaliciones de izquierda no suman la mayoría absoluta en número de escaños, por lo que la derecha gobierna con esa mayoría parlamentaria, que no social, que, según entienden ellos, les da derecho para hacer y deshacer sin necesidad de dialogar y negociar con otras fuerzas políticas y sociales, a la vez que hacen oídos sordos al clamor de la calle.

La apisonadora de la derecha se impone, mientras el ataque al Estado de Bienestar, a los derechos laborales y a los de ciudadanía está siendo brutal. Se está acabando con los mayores logros que se habían alcanzado en este país, aunque insuficientemente, como es la educación y las universidades públicas, la salud, las políticas sociales y la investigación. Se está destrozando a la economía, a la sociedad y a la política. La desigualdad crece y la pobreza también. La desarticulación que se está dando afecta a la cohesión social y a las nacionalidades.

El partido gobernante ha superado con creces el mal hacer del Gobierno socialista, habiendo empeorado la situación de la que partían cuando comenzaron a gobernar. Ha defraudado a bastantes de sus electores haciendo lo contrario de lo que decían que iban a hacer. Han cometido un gran engaño y han traicionado la confianza de bastantes personas que la depositaron en ellos, como posibles mejores gestores de la crisis que los socialistas, entre otras cosas porque se suponía, por gente poco conocedora de lo que es una crisis económica de esta envergadura, que tendrían mayor credibilidad ante los empresarios y los mercados. Todo esto se ha desvanecido rápidamente.

El PSOE está pagando con creces los errores cometidos en el Gobierno. Esto condiciona la política de oposición que pueda hacer, pero de estas duras lecciones tiene que aprender, lo que le debe conducir a hacer una reflexión serena y no precipitarse en tomar decisiones provisionales que no podrán en ningún caso resolver la crisis existente. Tiene que renovar su proyecto político, su forma de hacer política y debe saber dar respuestas a este fin de ciclo económico y político en el que nos encontramos.

La tarea no es sencilla pero no imposible, y aunque haya situado en este artículo el origen de la caída electoral, y así es en parte, en la mala gestión de la crisis, un análisis más profundo nos lleva más lejos en el tiempo. Esto sucede en el momento en que se abandona el ideario socialdemócrata y se cambia por el social liberalismo. Los economistas influyentes del PSOE, así como los ministros que ha habido, han demostrado ser fervientes partidarios de la globalización y defensores del fundamentalismo de mercado. En las épocas de expansión quedaron cubiertas las goteras que una falta de ideas económicas de esta naturaleza estaba provocando en los cimientos socialistas. Durante la crisis el rey ha aparecido desnudo.

Por esto es por lo que más allá de las personas, aunque hay que tratar de elegir las más idóneas para llevar un proyecto adelante y saberlo transmitir a los ciudadanos, hay que formular un análisis de la problemática de las sociedades actuales, no solamente de la española, pues no estamos solos en este mundo, y los específicos de la Unión Europea y nuestro país. Tras el diagnóstico deben venir las proposiciones de lo que la socialdemocracia puede ofrecer a las sociedades modernas y desarrolladas.

Para hacer todo esto, que a algunos les parecerá una gran tarea, pues los tiempos en política van muy deprisa y no da tiempo para hacer grandes reflexiones, no hay que empezar de cero, pues hay análisis muy brillantes de pensadores y economistas que deben servir a los miembros del partido de fuentes de pensamiento para analizar y diagnosticar. Hay mucha bibliografía, lo que hay que hacer es, además de la acción política, dedicarse a estudiar. Para ayudar puedo recomendar un libro que acaba de aparecer, que se une a los muchos que ya existen, “Cambiar de economía” de Los economistas aterrados (catarata, 2012).

Artículo publicado en Sistema Digital




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