Carlos Martínez García – ATTAC Andalucía.

Andalucía solo puede ser ganada para la izquierda y los de abajo, si somos capaces de demostrar algo nuevo. Convergencia, listas conjuntas con movimientos sociales, integración ciudadana y un mensaje para gobernar de otra forma y enfrentarse a la derecha y al neoliberalismo. Andalucía no necesita resignación sino un vibrante llamamiento a la lucha y a la emancipación. El pueblo de Lorca y Alberti necesita poesía redentora e ilusión renovada, necesita un sueño en el que que creer, y es la posibilidad en el sur de Europa de buscar la complicidad del SUR y decir basta ya a bases extranjeras, pero también recuperar nuestro ahorro y hacerlo público andaluz para que ese sueño sea una realidad tangible.

Las cosas no son siempre como deseamos o vislumbramos. Las cosas no salen siempre como desearíamos. Lo cierto es que muchas veces tenemos serias dificultades los y las activistas sociales y políticas/os de izquierdas para conectar con el pueblo víctima de la crisis y hacer llegar nuestro mensaje. Lo real y realista ahora es preguntarse: ¿en qué fallamos? ¿qué hay que hacer? Lo cierto es que la crisis del capitalismo no se ha traducido en incrementos de votos notables para nadie a la izquierda transformadora y social. Luego ¿convocamos o invitamos a movilizarnos y nos mostramos dispuestos a acompañar al pueblo víctima de la estafa de la crisis? Lo que otros pueblos en condiciones peores lograron fue por que pusieron sentimientos en su lucha, poesía en su combate y se dejaron atrás otras ataduras que no fuera la de la lealtad al pueblo. Es fundamental decir no al aparato y abordar un nuevo concepto de organización politíca. Lo importante es el contenido, no el continente, y la humildad de sentarse con los humildes y los desposeídos y desposeídas, viviendo sus problemas y pidiéndoles consejo.

La encuesta de la Facultad de CC. Políticas de Granada -CADPEA-, que ya tiene varios años de experiencia en estos menesteres, es muy peligrosa para las izquierdas, los socioliberales, los socialdemócratas y el pueblo andaluz. Tiene un más/menos 5% de margen, lo cual quiere decir que el PP puede tener ya la mayoría absoluta, y el PSOE estar aún más bajo.

El PSOE no puede cambiar esta tendencia, pues quiera o no -y hay que hablar claro- carece de credibilidad, ideas y liderazgo social, excepto en algunas localidades muy concretas. Además han perdido la confianza de su electorado de izquierdas por sus políticas de derechas y el hecho de que muchas y muchos de sus cargos públicos han pensado que esto era su cortijo.

IU, con un 6´3% de ascenso -que puede ser un 8% incluso- no está para echar cohetes, y si lo hace algún miembro destacado de la coalición es un error. Hay que ver claramente que hacemos, pues el andalucismo no levanta cabeza y aparecen los socios españolistas del PP -UPyD- como muestra del despiste del personal y DE LA NECESIDAD DE UNA IZQUIERDA REAL Y POPULAR QUE LE LLEGUE AÚN MÁS Y MEJOR A LA GENTE, QUE COLME SUS DESEOS Y LE DE CONFIANZA.

La actitud nada ejemplar de Equo, presentándose para probar su implantación, es una equivocación que aún está a tiempo de corregirse. Menos mirar a Alemania y más a Andalucía. Los elementos verdes y ecologistas están ya hace años totalmente compartidos por los movimientos sociales andaluces y las fuerzas políticas de izquierdas transformadoras. De hecho, antes de que apareciera dicho partido, en Andalucía han habido intensas e importantes luchas en defensa del medio ambiente y de denuncia de la delictiva y degradante burbuja inmobiliaria.

Hay que formar ya, con urgencia, una convergencia política social y de las izquierdas que lo son y transformadoras, con movimientos y activistas sociales, con las opciones políticas más firmes -y ya con fuerza institucional y experiencia de lucha y de gobierno- y los de abajo, las víctimas de la crisis. CON UN PROGRAMA DE GOBIERNO que ilusione a la gente y le de confianza. Libres de disputas internas y con mucha energía. Advertimos nuevamente: hay que hacer algo distinto e ilusionante ya. Hay que aspirar a gobernar y demostrar que se puede influir decisivamente y evitar los recortes criminales y la pobreza generalizada -que ya ha llegado- para transferir rentas y dinero a los bancos y a los ricos. Demostrar, en definitiva, que se puede y se debe gobernar de otra forma.

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