Una ley para reprimir las protestas

Ministro del InteriorRosa Mª Artal – Comité de Apoyo a ATTAC.

Como corresponsal de El País en Aragón en aquella época, este diario me envió una impagable edición de 300 Primeras Páginas desde su fundación. 26 de Mayo de 1976, las Cortes aprueban la primera reforma del primer gobierno sin Franco: la ley de Reunión. Manda Arias Navarro, y es Manual Fraga –como Ministro de “Gobernación”- el encargado de defenderla con ardor. “Frente al inmovilismo frustrador y las posiciones utópicas, aventureras o resentidas de los rupturistas, cabe orientar el cambio social y enderezar el rumbo legislativo por la vía de la reforma”, dice.

Sí, las leyes tienen esa propiedad: fijan conceptos y normas que luego aplican los jueces.

Atravieso con emoción esas 300 portadas. El Derecho de Reunión fue el primero repuesto después de la larga dictadura de 4 décadas que siguió al golpe de Estado y la Guerra civil. Tras él llegaron los de manifestación y libertad de expresión. El nombramiento de Adolfo Suárez, la redacción y aprobación de la Constitución que hoy nos rige. Bien es cierto que la Europa de entonces apremiaba y casi coaccionaba a España para que democratizase.

Por estas páginas desfilan sin embargo ríos de muerte, con atentados continuos de ETA, el GRAPO y la extrema derecha. Un país levantado en huelgas que pedían más derechos. A continuación del franquista Arias Navarro, un Suárez -perdido hoy en la nebulosa del olvido- siguió adelante reponiendo libertades. Con mayor o menor ayuda de la oposición. Mucha en el terreno económico para firmar los Pactos de La Moncloa. Fraga y buena parte de los demás defendían Transición frente a Ruptura, como hemos visto. No se exigieron por tanto responsabilidades.

El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz –cuya voz y tono tanto recuerdan a Fraga- anuncia un endurecimiento del Código Penal para reprimir el “vandalismo”, dice. Por ejemplo, convocar actos violentos en Internet será delito de pertenencia a organización criminal. Pena también con similar consideración la “resistencia pasiva” a la autoridad en las manifestaciones. Y, muy serio, el Ministro que habría consensuado el texto con el de Justicia, el presunto antiguo centrista Alberto Ruíz Gallardón, prevé establecer una pena mínima de 2 años de cárcel, para que se ingrese en el trullo sí o sí.

Los derechos de reunión, manifestación o libertad de expresión repuestos por Arias Navarro y Suárez, los que consagra la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en entredicho. Porque ¿quién libra, por ejemplo, a una concentración de esos sospechosos “incidentes” que se producen normalmente a su término? Y ¿dónde ha estado la violencia de millones de personas en paz en la calle de las que solo se destacan las minorías agresivas? Si hasta la resistencia pasiva envía dos años a prisión ¿sólo queda la opción de aceptar y callar? Paro, menos sueldo si se tiene, cercenamiento de las pensiones que ya pide el FMI, insostenible elevación de precios, mermas en todos los servicios esenciales… ¿Y además cárcel para la reunión, manifiestación y libertad de expresión? Muchos estamos viviendo en un “Déjà Vu”.

Dados los tiempos que corren acudo al diario conservador británico The Telegraph que escribe: “España acusada de medidas draconianas para acallar las protestas”. Y añade, sin el miedo a las palabras que aquí se tiene:

“Sin embargo, ha suscitado temores de que las nuevas medidas podrían ser utilizados para detener la ola de protestas que comenzó el verano pasado con el nacimiento de lo que se ha denominado el “movimiento indignado”, cuando decenas de miles de manifestantes pacíficos que acampaban en las plazas de toda España. Los grupos de protesta no tardaron en establecer comparaciones con la dictadura fascista del general Francisco Franco”.

Una cretina internauta me ha dicho que The Telegraph “nos tiene manía” y su información es “interesada”. Para quienes leáis este texto hoy 12 de Abril, os invito a ver el nada “interesado” y fidedigno con la actualidad quiosco español de hoy. En realidad no creo que cambie mucho mañana y los dias siguientes.

Con excepciones como la de Gaspar Llamazares de IU, algo he visto también de Cayo Lara, e individualidades de ésta y otras formaciones políticas, la postura oficial de los partidos está siendo enormemente tibia ante el anuncio de esta ley. Mientras buena parte de la sociedad está aceptando a este nivel y a muchos otros la idea de que “igual hay que reconsiderar la democracia”.

Ciudadanos han organizado esta recogida de firmas. Mientras aún haya tiempo, antes de que se consume, dice por ejemplo el periodista Nacho Escolar, quién, como yo, condena las algaradas violentas, manifestando que no dejan de ser anecdóticas, cuando no, lo son los muertos y heridos por la actuación de las fuerzas del “orden! Después se impondrá el silencio por ley, aquella que derogaron las cortes postfranquistas.

El veterano y enorme intelectual Federico Mayor Zaragoza, dice en Actúa:

Tenemos que acometer con imaginación y valentía el paso de una cultura de imposición, dominio y violencia a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz. La gran transición de la fuerza a la palabra, es ahora factible.

El siglo XXI será el siglo de la gente. Se llevará a cabo, por fin, el sueño de “Nosotros, los pueblos…”.

La solución está en que los pueblos actúen y consigan el triunfo de la democracia a todos los niveles.

Sí, ha llegado el momento de replantear el sistema, no de aceptarlo o de adaptarlo.

Así se inicia la Carta de la Tierra : “Nos hallamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, un momento en el cual la sociedad ha de elegir su futuro… Hemos de unirnos para crear una sociedad global sostenible basada en el respeto a la naturaleza, los Derechos Humanos universales, la justicia económica y la cultura de paz”…




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