Siempre existe una alternativa

Francisco Delgado Morales – ATTAC Cádiz.

El actual Gobierno tiene como práctica habitual el lanzamiento de frases y eslóganes de fácil asimilación que repiten una y otra vez, consiguiendo explicar una cuestión compleja de forma simple y directa que realizan en beneficio de su propio interés. En este sentido, hemos podido leer y escuchar entre otras cosas que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “la herencia socialista” o que “sólo hay una camino posible” a la salida de la crisis. Todo ello es utilizado de forma precisa para justificar sus dislates, recortes, ajustes y reformas ideológicas que son aderezadas de un sinfín de eufemismos de neolenguaje que suavizan el impacto de las mismas.

No obstante, no porque una mentira se repita mil veces la convierten en una verdad, como pretenden hacernos creer, y cualquiera de sus justificaciones es fácilmente desmontable con la propia e ineficaz praxis política de un Gobierno ciego que nos conduce sin remisión a un rescate financiero que tumbaría los restos de lo poco que queda del Estado de Bienestar en España.

De todas esas frases la que a mi entender tiene más trascendencia, porque a partir de ella se justifican y articulan el resto, es sólo hay una camino posible. Esta frase presenta el futuro económico y social del Estado desde una óptica neoliberal que debe ser realizada sí o sí. No se puede hacer otra cosa y nos vemos arrastrados a hacer “lo que tenemos que hacer”, como dice Rajoy, siguiendo punto por punto un programa de recortes y pérdidas de derechos que lo único que consiguen es que se tengan que realizar nuevos y más profundos recortes porque “no hay otra posibilidad” y así en un bucle que terminará con España intervenida, la pobreza absoluta del pueblo, el descredito total de la clase política, una profunda crisis de legitimidad del sistema y la incertidumbre de un futuro no precisamente esperanzador.

Porque por mucho que se diga SIEMPRE HAY OTRA OPCIÓN POSIBLE, sólo es cuestión de medir las consecuencias y elegir. Es precisamente la libertad de elección una de las principales características de la propia naturaleza del hombre. Una libertad de ética de elección que se recoge desde el propio cristianismo, cuando dios dota al hombre de la libertad de sus actos. Como dice Anthonny Burgess en “La naranja mecánica” “Cuando un hombre no puede elegir, deja de ser hombre“. Es esa libertad de elección individual que comparte el hombre en sociedad con la posibilidad de materializar diferentes formas de organización social lo que determina las diferentes posibles actuaciones en política. Se ha definido en muchas ocasiones a la política como el arte de lo posible teniendo para ello en muchas ocasiones que intentar lo imposible. De esta manera se enlaza la propia naturaleza humana individual con la vida en sociedad frente a un determinismo vacio ante el que no podríamos hacer nada. Y si se puede.

Se puede caminar sin vacilar hacia el vacio económico de un país sumido en una espiral dogmática neoliberal sin final o se puede hacer lo que hizo Islandia. Se puede subvencionar colegios privados mientras se recortan partidas a los públicos o apostar por la educación pública como inversión en formación y conocimiento. Se puede inyectar más de 20 mil millones a Bankia pagando indemnizaciones millonarias a sus “excelentes gestores” o apostar por una banca pública que dedique recursos a la economía productiva y a los ciudadanos llevando ante los tribunales a los responsables del desastre bancario. Se puede dejar de cobrar el IBI a la Iglesia o dotar de prestaciones un sistema de dependencia que garantice la calidad de vida de los que más lo necesitan. Se puede subir el IVA pagando todos por igual, ricos y pobres, o subir el IRPF en los tramos de rentas más altos. Se puede legislar una amnistía fiscal que premie el delito o perseguir el fraude fiscal hasta las últimas consecuencias. Se puede asumir una deuda pública inmoral o garantizar las prestaciones sociales de la ciudadanía. Se puede socializar las pérdidas de los que privatizaron los beneficios o estar con los que más lo necesitan y exigir responsabilidades a los culpables de esta situación. Se puede hacer lo más sencillo y estar al lado de los más poderosos o lo valiente, justo y arriesgado estando al lado del pueblo. Y así en cada decisión.

En definitiva, Sr. Rajoy, se puede ser el vasallo de Merkel y los intereses financieros o el Presidente de los ciudadanos que le han elegido, es su elección. Y si no se pudiera déjelo y márchese. Si se trata de realizar lo inevitable propongo que lo hagan computadoras, posiblemente lo harían con mayor eficacia y eficiencia (siguiendo su terminología liberal) y seguro costaría menos a los ciudadanos. Es su decisión, aunque eso sería otra posibilidad…

Pero lo más importante es la decisión que atañe a la ciudadanía. Que todo esto pase es posible gracias a nuestras actuaciones o, en este caso, omisiones. Porque podemos permanecer en casa sentados viendo como afectan todos los recortes a los que nos rodean, bajo la excusa de “mientras no me afecte a mí” o salir a la calle y luchar por un sistema social más justo. El cambio posible o el mantenimiento del status quo actual es, solamente, nuestra decisión porque siempre existe una alternativa!




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