Rajoy: “No voy a dimitir. No lo considero” (fin de la cita)

RajoyFrancisco Delgado – ATTAC Cádiz.

Pues finalmente pronunció su nombre. Rajoy dijo el nombre de Bárcenas en sede parlamentaria. Y lo hizo para pedir disculpas. En un discurso, próximo al realizado unos meses atrás por el rey Juan Carlos en su periplo caza elefantes, admitió que se equivocó por haber depositado su confianza en “alguien” que “no la merecía”. “Di crédito al señor Bárcenas, era una persona de confianza en el partido.”

Y ya está, aquí paz y después gloria, pelillos a la mar y “sanseacabó”.

Menuda democracia la nuestra en la que un Presidente de Gobierno admite un error de tal magnitud y por su cabeza no pase la dimisión fulminante. Porque no se trata de un error puntual. Se trata de la defensa enérgica de una persona que lleva 20 años con cargos de responsabilidad en el PP, cobrando comisiones a empresas a cambio de contratos públicos, años amparando a una persona corrupta con millones en suiza, con contabilidad y sobresueldos en A y en B, años poniendo trabas a la justicia para que establezcan la verdad de lo que existe presuntamente detrás de todo esto, que no es sino la financiación ilegal del PP.

Todo ello admitiendo de buena fe que Rajoy nos esté diciendo esta vez la verdad, cosa que a estas alturas se convierte en un verdadero acto de fe. Porque la hemeroteca está llena de ejemplos de las mentiras que Rajoy dijo a los ciudadanos para acceder al poder y sobre el caso Bárcenas en particular. Desde el PP nos hablan de los cambios de discurso de Bárcenas a lo largo del tiempo para desacreditar las acusaciones del extesorero, pero omiten el cambio del discurso del PP. En este tiempo Bárcenas ha pasado de ser un tesorero ejemplar a un delincuente, los papeles de Bárcenas de ser unas fotocopias inservibles a todo es falso “salvo alguna cosa”, de no hubo sobresueldos a si hubo pero declarados, de la relación con Bárcenas terminó hace años al despido en diferido con coche, secretaría y despacho en Génova 13…etc.

Porque, ¿qué legitimidad puede tener un Presidente del Gobierno que admite cobrar sueldos y remuneraciones complementarias al cargo. “como en todas partes” mientras se pide esfuerzos y se recortan derechos y servicios públicos a millones de ciudadanos y ciudadanas? ¿Y qué credibilidad si antes él mismo lo había negado?

Señor Rajoy no es suficiente con disculparse. En política las responsabilidades tienen consecuencias. Siguiendo la dinámica de estos señores meapilas de la derecha y sus creencias, le recuerdo que mentir es pecado. Y, según la doctrina católica, para que exista perdón debe haber “arrepentimiento de corazón, penitencia y propósito de enmienda”, tres premisas que no aparecen por ningún lado en las disculpas prefabricadas de Rajoy. Visto así, sus católicos ciudadanos no lo perdonarán y los no católicos directamente ni le creen ni admiten sus disculpas. La única manera de que lo hicieran sería dimitiendo y Rajoy ha dejado claro que esa solución no pasa por su cabeza “no voy a dimitir, ni lo considero”.

No se puede pedir más a un Presidente pusilánime, incapaz de admitir responsabilidades, al que en su partido tienen escondido y sólo sacan una vez que ha aprendido el discurso que le elaboran. Un presidente tan ridículo que es incapaz de obviar los paréntesis en el texto de su propia intervención (fin de la cita) y decirlos sin venir a cuento. Ciertamente, pensar que Rajoy obraría responsablemente y dimitiera habría sido exigirle una acción de una talla política de la que carece.




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