Presupuestos de los Presupuestos

Jose A. Pérez TapiasGranada Hoy

Si las cuentas públicas han de mirarse siempre con lupa, en tiempos de crisis se miran con microscopio. Anda la ciudadanía pendiente de qué partidas suben y cuáles bajan en los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año. Está bien que haya ese interés por las cuentas de todos. Si en tiempos de bonanza económica no preocupa tanto, en esta ocasión todo el mundo quiere saber hasta dónde “estira la manta”: nadie quiere verse con la cabeza helada o los pies fríos.

Presentar los Presupuestos del Estado es uno de los hechos fundamentales de la acción de gobierno; abordarlos para su aprobación, si procede, es una de las tareas cruciales de un parlamento democrático. A través de cómo se diseña la vida y hacienda del Estado se incide en la vida y hacienda de los ciudadanos. Es cuestión de suma importancia. Por ello, además de conocer las cantidades de las diferentes partidas, es relevante saber cuáles son las premisas de las que se derivan conclusiones económicas. Es decir, es de la máxima importancia conocer los “presupuestos de los Presupuestos”. En torno a esos presupuestos –principios, criterios, premisas- gira en buena medida el debate político. ¿Cuáles son los presupuestos que subyacen a los Presupuestos presentados por el Gobierno para 2010?

Un presupuesto básico es el que tiene que ver con la austeridad en la Administración General del Estado, la cual, si debe darse siempre, es más obligada en época de crisis. Pero hay que “apretarse el cinturón” de forma que no queden inmovilizados el gobierno y el aparato administrativo necesario para el funcionamiento del Estado. Para el año que viene, en virtud de ese criterio, los Presupuestos presentados suponen un 3’9 % menos de gasto sobre los del presente año. El objetivo es hacer más con menos, es decir, ser más eficaces y eficientes en las políticas que se realicen.

Un presupuesto decisivo para el Gobierno socialista es que hay que afrontar la crisis de manera que salgamos juntos de ella, sin dejar a nadie fuera. Es decir, hay que afrontar la crisis reforzando la cohesión social. Por ello, a políticas sociales –educación, sanidad, pensiones, autonomía de dependientes y apoyo a parados- se destina más de la mitad del Presupuesto del Estado. Ésa es la prioridad política.

Para salir de la crisis en las mejores condiciones hay que mirar al largo plazo, lo que supone invertir en formación e investigación. Por ahí encontramos otro presupuesto de los Presupuestos, que tendrá continuación en la Ley de Economía Sostenible, desde la que se incrementará el esfuerzo en I+D+i, respecto al cual siempre habrá razones para pensar que podía ser mayor -¿lo permite la “manta”?-.

Un presupuesto irrenunciable es el relativo a las inversiones públicas, en especial al desarrollo de infraestructuras –se destinan a ello más de 24000 millones de euros-. La obra pública es semilla de desarrollo futuro y uno de los más potentes paliativos contra el desempleo.

Otro presupuesto irrenunciable es la convicción de que es imprescindible el estímulo fiscal de la actividad económica desde las Administraciones Públicas, y ello haciéndolo también desde la proximidad que supone la política municipal, conocedora de las necesidades inmediatas y con capacidad para atender a las urgencias en la lucha contra el paro. A eso responden los 5000 millones de euros del Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local.

¿Y en cuanto a ingresos? Aparece en relación a ellos un presupuesto de los Presupuestos que ha ganado relieve en el debate público. Tal presupuesto viene dado por el principio de que los gastos de todos hay que pagarlos entre todos, con el corolario de que debe pagar más quien más tiene. Se ha redescubierto la importancia de los impuestos y el ejercicio de ciudadanía que supone pagarlos. ¿Se ha acertado en los incrementos fiscales para cubrir sobre todo el gasto social y contener el déficit público?

Se está haciendo lo que se puede combinando lo urgente y lo importante. Muchos quisiéramos una progresividad fiscal más lograda gravando más las rentas altas y los fondos de inversión como los de las SICAV. Con todo, es verdad que se ha incrementado moderadamente el IVA, habida cuenta de que tenemos ese impuesto indirecto entre los más bajos de Europa. En cualquier caso, se propone un esfuerzo fiscal que merece la pena. Otros harían otras propuestas; algunos no hacen ninguna. La ciudadanía juzgará sobre unos Presupuestos del Estado elaborados desde los presupuestos que hemos comentado.




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