¿Por que los malos son los que se enfrentan al Imperio?

Líderes latinoamericanosCarlos Martínez García – ATTAC Andalucía.

Cartas Caraqueñas

El triunfo cultural del neoliberalismo -es mi opinión- cuando se ve de forma más nítida en Europa en general y España en particular, es cuando gente que se dice progresista lanza miradas de profunda desconfianza e incluso animadversión hacia los procesos revolucionarios o de cambio en Latinoamérica.

La suficiencia racista que se demuestra en demasiadas ocasiones va pareja a la colonización de las mentes por parte del gran hermano de PRISA en el estado español, conectado por supuesto con las terminales imperiales, pero también con la “imparcial” TVE. El hecho de que uno de los principales propietarios de PRISA sea un multimillonario mejicano -si, un multimillonario del torturado y aplastado Méjico, patria de clases populares tremendamente empobrecidas y narconegocios- es ya todo un síntoma.

No soy un papanatas y sé que, como cualquier obra humana, los procesos democráticos, sociales y antineoliberales latinoamericanos tienen problemas políticos y no son perfectos, así como que en algunos casos son manifiestamente mejorables. Pero ¿por quien? ¿por nosotros que hoy por hoy somos incapaces en Europa de articular una resistencia exitosa contra el neoliberalismo y el gran atraco colectivo del que estamos siendo victimas? Los problemas, en cualquier caso, los deben depurar ellos y así lo hacen.

Algunos creen que Hugo Chávez -por ejemplo- es un dictador cuando ha ganado un montón de elecciones, un referendún revocatorio y, cuando perdió otro sobre reformas constitucionales, lo reconoció de inmediato. Qué lecciones se pueden dar desde un continente que recientemente ha bendecido dos golpes de estado de la dictadura de los mercados en Grecia e Italia, y los ha institucionalizado sin mayor problema. O bien desde un reino -figura medieval de estado- en el que se acaba de modificar la Constitución sin consulta ciudadana -violando seguramente la propia Constitución- cosa que sí ocurrió con la reforma venezolana, por ejemplo. Aquí la dictadura de los mercados impone reglas que atan a los estados y las mayorías parlamentarias son sumisas ante los banqueros, la Trilateral, el Club Bildelberg, el FMI, o el Banco Central Europeo. ¿Y nos atrevemos a juzgar qué es o no es democracia? Un poquito de humildad, de valores y, sobre todo, más valor para enfrentarnos a la dictadura de los mercados.

Cuando uno ve, percibe y huele desde estos países latinos -no lo olvidemos, latino-indígenas, pues ellos si son los nuestros y no los anglosajones- el enfrentamiento al imperialismo y observa su trágica huella, se comprenden muchas cosas. El dominio anglo-norteamericano tras el imperio español, tal y como muy acertadamente describe Eduardo Galeano en “Las venas abiertas de América Latina“, ha dejado un rastro de miseria y robo a gran escala de sus materias primas, así como a unas oligarquías criollas, racistas, egoístas y miserables que basan sus fortunas en lograr que estos países no tengan sistemas productivos propios, solo extractivos y, de esta forma, los EE.UU. y Europa coloquen sus productos industriales que ellos importan a través de sus contactos en Miami o Londres.

Las repúblicas latinoamericanas están generando una industria local que en ocasiones sorprende por su potencia y calidad. Han desarrollado unas finanzas locales, con bancos públicos e inter-regionales y están comerciando activamente con China -su principal cliente-, Rusia, Irán, así como países africanos, otros estados asiáticos, y sobre todo entre ellos. O han nacionalizado la mayor parte de su producción petrolífera. Y es por todo esto que el imperio amenaza. Pero la diferencia es que aquí la amenaza se palpa, se nota. ¿Qué quiere ahora el Imperio y la sumisa Europa de América Latina? Pues sus mercados, su petróleo y su dinero (si, su dinero, pues casi todos poseen reservas). Los procesos de cambio han generado mayor bienestar de estos pueblos que están haciendo disminuir su pobreza con mucho éxito, cosa que las oligarquías que apoya PRISA, el PP y los socioliberales europeos jamás hicieron. Pues bien, estos pueblos que comienzan a tener un poder adquisitivo que las clases populares de Europa y EE.UU. pierden son ahora el objetivo de sus antiguos dominadores.

Por eso se subvencionan las oligarquías, sus partidos y sus medios. Por cierto, PRISA tiene muchos intereses económicos en todo el continente. Igualmente se hacen costosas campañas de imagen en contra no sólo de Cuba, Bolivia o Venezuela, sino de Ecuador, Argentina e incluso de forma más comedida Uruguay, Brasil o Perú.

Se miente sobre las supuestas disputas y divisiones entre las diferentes izquierdas latinoamericanas, y se silencia la profunda amistad que une a Hugo Chávez, Lula y Cristina Fernández, por ejemplo. O se silencia el discurso profundamente americanista y socializante de Pepe Múgica, que además -y gracias a él- últimamente el Banco del Sur va a reiniciar con más fuerza sus actividades.

No son perfectos estos regímenes democráticos tampoco para algunos puristas de lagauche divine europea, incapaz de organizar algo efectivo contra el neoliberalismo de la UE y de sus propios gobiernos. Pero el Imperio les amenaza a ellos y no a Bélgica. Es más: los del ALBA forman parte del “eje del mal”. Lo que une a todos los progresistas de este continente son tres cosas:

– En primer lugar, su posición antiimperialista, más o menos nítida. No se dejan amedrantar y saben todos ellos de la ruina europea y la crisis del Norte.

– En segundo lugar, combaten la crisis económica impulsando políticas sociales que redistribuyen sus rentas y fomentan los mercados internos y regionales. Viendo lo que hace Europa, ellos realizan lo contrario.

– En tercer lugar, han recuperado el orgullo de ser latinoamericanos y sus patrias, pero sobre todo su gran Patria común Latinoamericana. Por eso, en un hecho sin precedentes están creando estructuras propias del Sur en las que los EE.UU. y Canada no están -y, mucho ojo, Cuba si-, como la CELAC entre otras.

En Venezuela se está construyendo de forma decidida, y a veces a impulsos, pero se está construyendo lo que por ejemplo la socialdemocracia europea renunció a hacer a partir de los años setenta. Hay fuertes inversiones sanitarias y educativas estatales. Pero además se está creando un potente sector productivo agro-industrial y petroquímico del que antes carecía desde el sector público. Como aquí dicen, hecho en socialismo.

Todo esto me anima a proponer que en el reino de España, que estamos sufriendo estos días lo mismo que dio origen a la Revolución Bolivariana, hay que levantar un movimiento cívico, unitario, democrático, social y profundamente antineoliberal que una a todas las victimas del sistema y de la crisis. Un movimiento constituyente de los pueblos del estado español y recuperar el patriotismo social y republicano que la II República alumbró. Tenemos una tradición patriótica, con figuras como Azaña, Pablo Iglesias, Indalecio Prieto, Dolores Ibarruri, Joaquin Maurin, Joan Peiro, Angel Pestaña, Victoria Kent, pasando por Lorca, Alberti o Antonio Machado -entre otras y otros- en la que beber.




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