Lina Gálvez – Consejo Científico de ATTAC España

Circula por internet un vídeo en el que le preguntaban a Mariano Rajoy en el Forum Europa por sus alternativas para combatir el paro y por los nuevos yacimientos de empleo. El líder del PP balbucea durante un tiempo más que embarazoso y finalmente no consigue articular ninguna idea clara, más allá de decir que hacen falta nuevas políticas económicas que no concreta y un plan, así, sin más.

Quitando que el balbuceo fuese solo la consecuencia de un despiste momentáneo que todos podemos sufrir, la secuencia del vídeo y el no discurso de Rajoy son sintomáticos de la estrategia que sigue el PP en estos últimos meses de crisis, haciendo que el no a todo y la falta de concreción alguna sustituyan a la responsabilidad y a la formulación de alternativas políticas. Y como las encuestas les favorecen, y ni siquiera la pocilga de corrupción en la que muchos de sus mandatarios están metidos les resta votos, pues no consideran ni electoral ni éticamente necesario cambiar de estrategia.

Es una actitud tan generalizadamente destructiva la del principal partido de la oposición que se aplica incluso a la hora de votar leyes y políticas que ellos mismos han apoyado en su gestación o con las que coinciden ideológicamente. Y de ahí que la pregunta del millón es saber cuál es la alternativa que representa el Partido Popular, cuál su reforma laboral, cuál su reforma de las pensiones, cuál su reforma financiera, cuál su otro modelo económico.

El Partido de Rajoy sólo se está atreviendo a mostrar un programa más explícito y escorado allí donde hay elecciones cercanas o donde el voto ultraderechista, que en un 90% es votante del PP, no está asegurado, como ocurre en Cataluña por la existencia de otras alternativas políticas derechistas como Plataforma per Catalunya. Y así, Alicia Sánchez Camacho, con el apoyo de su partido, ha propuesto que el padrón llegue a la policía sin mediar mandato judicial tal y como dicta la ley para convertir a muchos inmigrantes directamente en clandestinos. Una propuesta xenófoba y electoralista cuando la presión migratoria ha decrecido y las estadísticas nos demuestran que la población inmigrante hace un uso mucho menor que la autóctona de los servicios públicos.

En el desarrollo de esa estrategia el Partido Popular no está desgraciadamente solo sino que actúa jaleado por la ultraderecha mediática mediante programas de radio, televisión o prensa en los que se hace alabanza continua de valores y políticas pre y anticonstitucionales y dirigidos solamente a provocar el cabreo perenne de la población y el fomento de posiciones violentas y antidemocráticas.

Al Partido Popular le va bien ese ambiente de crispación. La desmovilización de los votantes de izquierdas provocada por el giro neoliberal del gobierno y por su lamentable empeño en presentar las reformas como las mejores recetas para salir de la crisis cuando es evidente que son impuestas por los grandes poderes financieros, favorece su estrategia. Y en ello estamos: la política ha llegado a tal nivel de degradación en España que lo mejor que parece que puede hacer un candidato para llegar a gobernarnos es actuar como si fuese ciego y mudo. Todo un culto a la incompetencia y a la irresponsabilidad.

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