La irresponsabilidad del gobierno

Gobierno PPCarlos Berzosa — Consejo Científico de ATTAC.

Las cifras del paro registrado del mes de noviembre vuelven a proporcionar otra mala noticia: aumento del número de desempleados. Los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística nos informan de que la pobreza en España aumenta. La Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat) señala a España como unos de los países en donde más ha crecido la pobreza y la exclusión social. Nuestro país se encuentra, junto con Rumanía y Bulgaria, entre los que más sufren de esta marginación. Ante esta situación realmente catastrófica y que está acabando a pasos agigantados con los logros en derechos sociales conseguidos en este nuevo periodo democrático, los miembros del Gobierno ofrecen respuestas que son verdaderas necedades. Las explicaciones que ofrecen es tratar a los ciudadanos como menores de edad, como iletrados, como ignorantes. No será que, acudiendo al rico refranero español, “cree el ladrón que todos son de su condición”.

La pasividad ante lo que está sucediendo, así como distancia con relación a los sufrimientos que está padeciendo una parte de la sociedad, que conduce, incluso, a recortar las prestaciones a las personas con discapacidad, lo que pone de manifiesto es la falta de sensibilidad social y humana de un Gobierno que no gobierna, sino que asiste a la evolución negativa de los hechos sin inmutarse ni modificar su errónea política económica y social. Es más, están haciendo lo contario de lo que decían que iban a hacer. La falta de responsabilidad resalta mucho más en un momento de grave crisis económica, política, social y de valores, que está conduciendo a una gran desmoralización de la sociedad.

De ser irresponsables ya dieron muestras de un modo evidente cuando se encontraban en la oposición, con su posición destructiva, negándose a llegar a algún tipo de pacto económico y social que contribuyera a crear un marco de confianza para favorecer la salida de la crisis. Lo que les interesaba era llegar al poder por el medio que fuera con tal de gobernar, y no les importaba entonces que la economía se hundiera. No deja de ser extraño que ahora, el Presidente de la Xunta de Galicia, en una entrevista radiofónica, llame al consenso político ante la gravedad de la situación. Al tiempo que acusa al PSOE de irresponsable.

La memoria es flaca, pero no tanto, como para olvidarnos, de que criticaban todas las medidas que se tomaban, que ahora ellos están tomando, con mayor agresividad, sin ningún tipo de rubor. Las explicaciones que dan para ello se están acabando, la herencia recibida ya no vale tras un año desastroso de gobierno, en el que las cosas han empeorado. Un resumen extraordinario de tanto desacierto lo realiza Javier Marías, con la brillantez que le caracteriza, en “El País semanal”, del domingo 2 de diciembre de 2012, en el artículo “Cuando sólo se sabe agravar”. Se está viviendo un gran retroceso de los muchos que se han tenido en la historia de España. Hace poco, el extraordinario historiador Fontana, recordaba la respuesta que uno de los grandes historiadores que ha habido en nuestro país, Ramón Carande, daba a un periodista cuando éste le pidió que resumiera en un par de palabras la historia de España: “Demasiados retrocesos”. Sí, estamos en un periodo en el que se cumple, por desgracia, una vez más una de los rasgos que han acompañado a este país a lo largo de la historia.

No sirve el decir que es la realidad la que impone llevar a cabo unas propuestas tan negativas para el bienestar social. La política económica que se está aplicando es demasiado transparente para saber que favorece a los ricos de un modo descarado, como por ejemplo la amnistía fiscal, no modificar en lo más mínimo un sistema fiscal regresivo, y no sólo no se lucha de un modo decidido contra el fraude, sino que por el contrario se hace cómplice con un fin recaudatorio, que ha sido un fracaso. Las ayudas a los Bancos y Cajas endeudadas con lo que está suponiendo de sangría a los recursos públicos. Mientras que se perjudica a los de abajo y las clases intermedias. Pero el problema no es solamente ya la naturaleza de la política económica, sino que medidas que no tienen nada que ver con la crisis, como son las que se quieren llevar a cabo en la justicia, o la nueva ley de educación, son claramente regresivas, lo que introduce a la sociedad española en un ciclo de un gran retroceso, cuyas consecuencias negativas son incalculables.

Se está utilizando la excusa de la crisis para imponer la ideología neoliberal en economía, que resultados tan perjudiciales está dando, acabar con el Estado de Bienestar, y privatizar los servicios públicos. Al tiempo que se quiere imponer un modelo ideológico en la enseñanza que retorna al nacionalcatolicismo y las ideas más conservadoras. Por si fuera poco con esta ley, se quiere meter el dedo en el ojo en Cataluña, no están los tiempos para ello, creando un problema en donde no existía.

Una de las máximas que debe presidirla política es arreglar las cosas que funcionan mal, y no estropear las que sí funcionan. Este Gobierno no parece atender a este principio, y aparte de no atender las necesidades de los más vulnerables de la sociedad se destruye la Sanidad Pública, la Educación y la Investigación. A propósito de la Sanidad Pública y el apoyo social con que cuenta, lo que tendrían que tener en consideración los políticos para no ir en contra de la opinión mayoritaria dela sociedad, resulta muy revelador el barómetro de Metroscopia, publicado por “El País” el domingo 2 de diciembre, así como el excelente comentario realizado por José Juan Toharia, con el significativo título “La sanidad pública, intocable”.

En este caso, el comportamiento de los responsables políticos de la Comunidad de Madrid no puede ser más lamentable, al ir en contra de la corriente ciudadana y profesionales de la salud. Se ha creado un gran conflicto en donde no lo había, y todo por favorecer a unos grupos privados, oponiéndose al sentir bastante mayoritario de los usuarios y profesionales del sector. Otro acto de gran irresponsabilidad política.

En fin, las listas de las irresponsabilidades son muchas, como el retrasar los presupuestos para después de las elecciones andaluzas. El no anunciar medidas de ajuste y no revalorización de las pensiones, hasta que pasaran las elecciones autonómicas de Galicia, País Vasco, y Cataluña. Una vez más los imperativos políticos se imponen sobre la gravedad de los hechos económicos y sociales. Con estos comportamientos no se puede llamar a la población a ser responsables ante la crisis, si no se da ejemplo de madurez, no se aplican medidas de reparto más equitativo de los costes de la crisis, y se deja desamparados a los más débiles y vulnerables de la sociedad.

Artículo publicado en Sistema Digital




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