Huelga en la cárcel

José Antonio Pérez TapiasGranada Hoy

¿En la cárcel? Pues sí, en la cárcel en la que todos nos vemos encerrados –acertada metáfora de Susan George- se ha logrado organizar una gran protesta. No era fácil y menos si la protesta revestía el formato de huelga general. ¿O no ha sido ésta, en un 29 de septiembre otoñal, expresión de la ciudadanía frente al crudo invierno político que se nos echa encima? Así ha sido, para decir “así, no”. El mensaje de las organizaciones convocantes es que así, como se está haciendo, no debe hacerse un plan de ajuste que es unilateral en las tuercas que aprieta: nada duele a quienes han provocado la crisis y sólo se aplica sobre quienes la padecen. Injusto.

Los sindicatos UGT y CCOO han focalizado ese mensaje sobre la reforma laboral, cuyos méritos al incorporar el modelo de flexibilidad alemán, o el modelo austríaco en cuanto a fondos para el desempleo, no ocultan la triste realidad del fácil despido al que se ha abierto paso ante la previsión de disminución de ingresos de las empresas. Pero el mensaje va más allá, advirtiendo sobre la conflictividad que puede desencadenar una reforma del sistema de pensiones que salte por encima del diálogo social, o un tratamiento de la negociación colectiva que la devalúe como instrumento de regulación de las relaciones laborales. Hay más: el mensaje del mundo sindical, lanzado por los trabajadores y apoyado por millones de ciudadanos es que, como vamos, no vamos a ninguna parte donde merezca la pena estar. Nadie quiere vivir en una cárcel y ese es el caso de la prisión que se está construyendo bajo la presión de mercados que acogotan a los Estados, con gobiernos conminados al ajuste, utilizando planos neoliberales y sirviéndose de una mano de obra chantajeada a la que han fallado los baluartes para resistir. El mensaje trasciende la coyuntura y apunta todo lo lejos que se puede mirar allende los muros que nos rodean.

Habrá quien quiera valorar una huelga general con el cicatero baremo de la eficacia inmediata. Se equivoca. La huelga, aun pretendiendo efectos tangibles a través del diálogo social –el gobierno debe retomarlo en serio, como dice querer- ha sido un acto de resistencia frente a los carceleros que nos tienen apresados y que desde la torre de control del FMI cierran todas las salidas. No ven esos mismos carceleros que también a ellos les aplastarán los muros de la gran prisión capitalista si las cosas no cambian. Advierte Felipe González, de quien no hay que sospechar simpatías hacia una huelga general, que estamos preparando la próxima crisis sin haber salido de ésta, y ello “porque no hay manera de reformar el sistema financiero”. He ahí la cuestión. Para recordarlo ha hecho falta una huelga general. ¿Se ha entendido el mensaje?




ATTAC, asociación sin ánimo de lucro, denuncia que el pasado 5 de noviembre fue publicada en el BOE la Ley 21/2014, de 4 de noviembre, por la que se modifica el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, y la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, en virtud de la cual la reproducción total o parcial, así como la descarga del material de esta página es susceptible de ser gravado por un canon a cobrar por CEDRO, en contra de nuestra voluntad, y por tanto solicitamos su inmediata derogación.


ATTAC Andalucía no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.