G-20, ¿cuántos capitalismos hay?

Francisco Morote – ATTAC Canarias

La pregunta surge cuando se escuchan expresiones como » refundación del capitalismo», » nuevo capitalismo» o » neocapitalismo, » capitalismo de rostro humano», etcétera. Es decir, si se admite que hay que refundar o innovar el capitalismo debe ser porque se estima que había un «viejo capitalismo», o un «capitalismo de rostro poco humano», o un capitalismo ya fundado y asentado, etcétera, que ha caducado o ha quedado inservible.

¿Hay, pues, varios capitalismos que puedan salir de la chistera del mago según la necesidad o la oportunidad?

Me parece que no. En esencia hay un sólo capitalismo como sistema de producción económica, el matiz, nada más pero nada menos, radica en que responda exclusivamente a las expectativas e intereses de los capitalistas – capitalismo smithiano, liberal o neoliberal, pero también, nunca olvidemos la posibilidad, totalitario (fascismo y nacionalsocialismo, pinochetismo, etcétera) -, o que contemple, al menos en parte, los reclamos e intereses de los trabajadores asalariados y de los distintos grupos sociales empobrecidos – capitalismo roosveltiano, keynesiano o, incluso, socialdemócrata -.

La presente crisis financiera y económica a la que tratará de hacer frente el G-20 es, como sabemos, la crisis de la versión dominante en los últimos treinta años del capitalismo, la versión neoliberal, impuesta por los gobiernos conservadores del Reino Unido y de los Estados Unidos a finales de los setenta y comienzos de los ochenta del siglo XX.

¿Qué puede hacer el G-20 frente a esta crisis?

Considerando su composición y sus intereses lo único que » puede» hacer es descartar el modelo agotado y desacreditado de capitalismo neoliberal, sólo apto ya para ultraliberales recalcitrantes, y tratar de » resucitar» el modelo roosveltiano o keynesiano de capitalismo. Ese es, en realidad, el capitalismo refundado ¿neokeynesiano? al que se refiere Sarkozy.

En definitiva, da la impresión de que la tarea del G-20 consistirá en «salvar al capitalismo de los propios capitalistas», según dice algún economista norteamericano, dado que por ahora no hay ninguna revolución comunista que lo amenace.

¿Qué quiere decir eso? ¿En qué medidas prácticas se traducirá?

Básicamente en el final de la desregulación financiera y en la decidida intervención normativa y supervisora de los Estados en la vida económica nacional e internacional. De lo que se tratará, de hecho ya se está haciendo, es de reanimar la actividad económica con recetas rooselvetianas y keynesianas y prácticas socialdemócratas, tras una etapa de capitalismo neoliberal que ha llevado al mundo al borde del colapso financiero y económico.

¿Mejorará la actuación del G-20 la situación económica internacional?

Posiblemente, sobre todo si Estados Unidos, con el Presidente Obama, vuelve a las tradiciones demócratas de Roosevelt y abandona el reaganismo republicano. Otra cosa bien distinta es si bastará con las decisiones del G-20 para hacer frente a una situación que, en realidad, es mucho más compleja, puesto que tras la crisis financiera y económica y ocultando su extrema gravedad esperan medidas de solución las crisis climática, energética, alimentaria, etcétera.

Para todo eso es para lo que hay que dudar que el capitalismo, en cualquiera de sus versiones, tenga una respuesta suficiente. De ahí que hasta un personaje tan poco sospechoso de anticapitalismo como el Director General de la Organización Mundial del Comercio, Pascal Lamy haya reconocido que » no hay que renunciar a buscar alternativas al capitalismo». De eso se trata, precisamente.




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