Paco Piniella – ATTAC Cádiz.

Algunos autores, como Robert Skidelsky, han hecho mención a la vida después de la muerte del capitalismo, como ya pasó con el comunismo. Otros relacionan el fin del sistema con la aparición de la llamada Economía participativa, el PARECON (PARticipatoryECONomics), propuesta que partía principalmente de dos economistas radicales comoMichael Albert y Robin Hahnel. Aquí los valores que se intentan conseguir son: equidad, solidaridad, diversidad y auto-gestión participativa; construida mezclando parte de los conceptos anarquistas colectivistas, y parte de los conceptos de otras corrientes socialistas de cuño libertario.

Claro, si existe el mundo después del comunismo (o como se llame lo que había en la URSS y sus aledaños), puede haber una vida después del capitalismo. La crisis del capitalismo puede ser una oportunidad, pero solo por ella, seguro que no sería suficiente para derogar el modelo organizativo de producción, y de formalmente entender la vida y sus valores. Más bien, el capitalismo puede caer, aunque no sabemos cuando, por la sensación de decepción existente, al cargar con un sistema de incentivos que son esenciales para acumular riqueza, pero que socavan nuestra capacidad para disfrutarla. Basicamente el capitalismo no nos hace felices a la mayoría. Y lo más importante es que ya todos nos hemos dado cuenta de la Gran Mentira: nos dedicamos a la producción y al consumo de bienes innecesarios, y esto se convierte en la principal ocupación de la mayoría de la gente.

Hemos convertido la vida en un trabajo en cadena donde trabajas para comprar y consumes y tiras, sin que puedas parar porque te atropella el sistema. El trabajo es pura mercancía. ¿La alternativa al capitalismo será el socialismo? Probablemente no será el socialismo como lo entendíamos en su forma clásica y en eso los autores como los que he mencionado discrepan en la forma y en el tiempo, incluso en qué es lo que ya no podemos desechar de las teorías marxistas clásicas. La Historia nos sirve y ella nos indica que en el modelo comunista soviético la producción no era comparable con la occidental porque está demostrado que la producción pública es inferior a la producción privada porque destruye la elección y la variedad. Por eso Hahnel y Albert ya intuyeron, muchos años antes de esta gran crisis del capitalismo, que de los modelos tradicionales se abre un camino para paradigmas alternativos, basicamente una economía basada en la planificación democrática y participativa.

Creo que en los tiempos actuales lo lógico sería pensar que algo tiene que cambiar y que tiene que llover, como decía aquella vieja canción de Pablo Guerrero. La socialdemocracia europea parece no encontrar la salida porque nunca buscó vida después del capitalismo, entonces ¿quién pilotará el cambio? ¿habrá cambio? ¿queremos el cambio? ¿qué opinas? ¿lo verán nuestros hijos, nietos,…? Mientras llega puedes consumir una camiseta: Capitalism is dead, que mola tela.

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