España al borde del rescate

Luis de GuindosPedro Vaquero del Pozo – ATTAC Granada.

Es un hecho. La UE le está pidiendo a España que se decida a pedir el rescate. ¿Cómo va a conseguir si no los 250.000 millones que necesita para financiarse este año? El cálculo es de Joaquin Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia, pues según él, esto es lo que suman los vencimientos de la deuda, el déficit público tanto del Estado como de las CC.AA., y la inyección de capital en Bankia. Y conseguir esa cantidad en los mercados es imposible por lo prohibitivos que están los préstamos, con una prima de riesgo a máximos históricos, en torno a 540 puntos, y que algunos piensan que podría llegar a los 650 si no se resuelve con claridad la crisis bancaria. Y si España no puede conseguir el dinero que necesita ni acudiendo a la declaración de quiebra de los bancos que lo estén (pues el gobierno opta por el rescate de los bancos antes que por dejarlos caer como lo hizo EE.UU. con Lehman Brothers), ni en los mercados, ni con la compra masiva de bonos de deuda por parte del BCE (a la que Draghi se opone, al menos hasta la fecha), pues tendrá que acudir a solicitar el rescate. Y la UE así lo entiende.

Las cosas no suceden porque sí. Mucho ha tenido que ver en esta situación la mala gestión de la política económica que ha realizado el gobierno de Mariano Rajoy, con su flamante ministro De Guindos al timón. En concreto, la gestión de la crisis de Bankia. Resulta que si en abril tanto Rato como el Banco de España querían salvar la entidad con una inyección de 6.500 millones de euros (siempre del erario público, por supuesto), el nuevo presidente de la entidad, Goirigolzarri, anunció el 25 de mayo que Bankia necesitaba ayudas públicas por valor de 19.000 millones de euros. ¿Para qué esa “brutal” cantidad, como la ha calificado Rodrigo Rato? Para cubrir las tres partidas que componen el agujero:

– 3.000 millones para provisionar supuestas pérdidas por desgravaciones fiscales que no se van a poder llevar a cabo.

– 13.000 millones que supone el riesgo de sus créditos hipotecarios y activos inmobiliarios.

– 3.000 millones por la minusvaloración de sus participaciones accionariales en distintas empresas.

Rato ha contraatacado, con el beneplácito de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, pues el PP se ha vuelto de dividir entre los defensores y los detractores de Rato, como cuando la sustitución de Blesa al frente de Cajamadrid. Precisamente será desde esta caja desde donde piensa Rato dar la batalla de explicación de su gestión. Y como adelanto, algún consejero de Cajamadrid ha comentado que no entiende cómo el gobierno ha podido aprobar esta operación perpetrada por De Guindos y Goirigolzarri. En esto Rato y compañía tienen razón, pues la nefasta gestión gubernamental de la crisis de Bankia ha puesto en solfa a todo el sistema financiero español.

Desconocemos si iba en ese sentido el comentario de Draghi de que peor no se podían haber hecho las cosas en el sistema financiero por parte del gobierno español (no lo mencionó expresamente, pero todo el mundo entendió que se refería al gobierno de España), pero lo cierto es que desde que Rajoy es presidente del gobierno la prima de riesgo ha subido 200 puntos. Estamos financieramente mucho peor que antes, que ya es decir. De hecho, hay países que con una prima de riesgo que no llegaba a los 400 puntos fueron obligados a pedir el rescate. El tipo de interés del bono español a diez años ha llegado al 6,57% en algún momento, muy cerca del nivel del 7%, que fue el que desencadenó los rescates de Irlanda, Portugal y Grecia, ya que a ese precio no hay país que pueda pagar su deuda.

La situación más crítica no puede ser. Y lo que se le ha ocurrido a Rajoy es mandar a sus ministros a predicar urbi et orbe, es decir, por todo el mundo, las excelencias de la economía española y lo injustos que son los mercados con ella. Por eso De Guindos se ha ido a Berlín a hablar con Schäuble, su homólogo alemán, y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a Washington, a entrevistarse con el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. ¿El resultado? Buenas palabras del yanqui, pero sin comprometerse a nada, y un consejo del alemán: que el gobierno español pida el rescate a la UE y al FMI cuanto antes. Por supuesto que De Guindos ha negado que se haya producido dicha presión por parte del ministro de finanzas germano, pero los hechos cantan: es Alemania quien más se opone a que el BCE vuelva a inyectar dinero masivo para salvar a la banca española. Y si lo hace, que sea el gobierno el que pida el rescate para aplicárselo al agujero que más le duela, en este caso, el de la banca.

Intervenidos, lo que se dice intervenidos, ya estamos. Lo ha dicho Cayo Lara. Un país que necesita que para evaluar el estado financiero de sus bancos vengan de fuera varias agencias supuestamente independientes para hacerlo, es que no se fía ni de su gobierno, ni del Banco de España como regulador, ni de los propios bancos que son los que en principio deberían tener sus contabilidades saneadas. España no se fía ni de su sombra. La crisis de desconfianza con la que los bancos de fuera están tratando a los bancos españoles, y la desconfianza que deja traslucir el interbancario que ya no funciona, impide la circulación del dinero, y eso es lo que tiene ahogada a la economía española.

En efecto, en todo sistema financiero su principal base es el mercado interbancario, esto es, los préstamos que los bancos se hacen unos a otros para el corto plazo de días o semanas como mucho. Los datos del último boletín del Banco de España detectan que las entidades financieras españolas se prestaron en mayo 54.446 millones de euros en total, la mitad que en mayo de 2011, y un tercio que en mayo de 2009. Y para qué hablar de la banca europea: los bancos europeos hace mucho que han dejado de prestarse dinero. Precisamente ha sido este cierre del mercado interbancario el que ha propiciado que sea el BCE el que ha tenido que realizar las subastas masivas de diciembre y febrero, según Claudio Ortea, director de inversiones de Lombard Odier en España.

Estamos intervenidos no sólo porque tengan que venir desde fuera a decirnos si la banca española rezuma ladrillo podrido por todas partes, sino porque desde la UE y “los mercados” globalizados nos han impuesto las reformas que desde el 2010 hasta la fecha están haciendo los gobiernos de Zapatero primero y ahora el de Rajoy.

Pero más allá de esta intervención soterrada, lo que ahora se nos viene encima es el rescate, es decir, que a cambio de algunas decenas de miles de millones de euros, sean las autoridades alemanas y el FMI las que nos dicten, supervisen y corrijan nuestros presupuestos en el momento de ser elaborados, en su ejecución mes a mes, y en el balance final de cada ejercicio. Y esto es mucho más grave, desde todos los puntos de vista, político (cesión absoluta de soberanía), económica (imposición de las decisiones de una especie de gobierno exterior que funciona en la sombra) y social (más recortes, más graves que los que hasta ahora hemos tenido que sufrir, y agudización de una gravísima crisis social, parecida a la que ya estamos viendo en Grecia).

¿Es posible este rescate? No olvidemos que la economía española es la cuarta de la eurozona, y que viene a representar cuantitativamente el doble que las economías de los tres países intervenidos juntos, Irlanda, Grecia y Portugal. El segundo factor que hace inviable el rescate como salida a la crisis bancaria española es que si el sistema bancario español está mal, los de otros países de la UE están mejor que digamos. Dicho de otro modo: si España cae y deja de ser el objeto del deseo especulativo de los mercados, estos inmediatamente la tomarán con el riesgo de Italia, y después de Italia con Francia y con Bélgica. Caerían las demás piezas del dominó de la eurozona. Al menos, ese es el argumento de De Guindos para intentar convencer a sus homólogos europeos para que inyecten el dinero que Bankia necesita (23.500 millones) y más allá de Bankia, el resto de los bancos españoles (algunos dicen que hasta unos 90.000 millones; otros son más sobrios, por ejemplo Botín, que dice que con 40.000 bastaría).

Ya sólo el rumor de un posible rescate de España está teniendo nefastas consecuencias para nuestra situación financiera, pues sólo en el último trimestre nuestro país ha sufrido una fuga de capitales por valor de 97.000 millones de euros, además del incremento de la prima de riesgo hasta los 547 puntos, que no es poco. Si se confirmase el rescate, el Tesoro español vería cerrado su acceso a los mercados. Lo mismo que les ha pasado a los demás países intervenidos, pues sólo los intereses de la deuda sería brutal. Tendríamos que vivir de las cantidades que nos prestasen el FMI y la UE, a cambio de brutales recortes en bienestar, consumo, salarios e inversión, pues el ajuste presupuestario para pagar los intereses de la deuda sería mucho peor que lo que hasta ahora están haciendo con nosotros.

En este contexto algunos observadores apuestan por la desintegración del euro. Mike Riddel, gestor de renta fija de M&G Investments, lo ha escrito así en una carta a sus clientes. Esta opinión es minoritaria entre los analistas. Porque la desaparición del euro no le interesa a nadie. Y menos a Alemania, que es la que más achucha para que el BCE no tenga que cambiar de rol convirtiéndose en financiador de última instancia, o simplemente tenga que volver a inyectar remesas masivas de dinero para salvar a los países con deuda soberana o a los bancos con deuda incomprable por los mercados.

No. Ni se va a producir un rescate a España tal y como hemos conocido los rescates de Irlanda, Grecia y Portugal, ni se va a producir una desaparición del euro. Pero sí se van a producir mutaciones en el euro y en la soberanía financiera de España. De hecho ya se empiezan a mover las posiciones en la UE, aunque muy lentamente, como siempre. En primer lugar, es posible que Grecia abandone el euro a corto plazo, justo después del 17 de junio, cuando Grecia celebre su segundo intento de elecciones generales. Y eso va a implicar un reajuste duro en la asignación de las porciones de agujero a asumir por cada estado prestamista. Alemania (la banca alemana, que es lo mismo) perderá la que más. Pero Francia vendrá después. Y hasta España tendrá que anotar como incobrable su parte alícuota de la deuda griega, aunque no sea muy grande. Pérdidas todas ellas manejables. Pero el problema es el contagio que vendrá después, según subraya un informe del Deutsche Bank. Por eso ya que se empieza a hablar en la eurozona de soluciones más estructurales: unión bancaria, unión fiscal y unión política definitiva.

Pero estas soluciones de medio-largo plazo pueden llegar tarde para el actual y urgentísimo problema de la deuda bancaria española. Como no se le dé una rápida solución, podría dispararse el pánico de los inversionistas y hasta el de los pequeños impositores, que harían colas delante de los bancos para retirar sus ahorros, como sucedió en la quiebra del Northern Rock. ¿Va a provocar esta urgencia el rescate de España? El premio Nobel de Economía 2010, Christopher Pissarides cree que eso no depende del gobierno español. En efecto, a simple vista se le nota a Rajoy, De Guindos y cía el desfondamiento y la actitud mendicante que tienen en Europa. Y será Merkel quien finalmente decida (esta vez mediatizada un poquito tan solo por Hollande) lo que el BCE hace con España y su banca. Se verá.

Mientras, me quedo con dos buenos consejos que nos dan dos expertos:

– El primero es el irlandés Kevin O’Rourke, profesor de Economía del Trinity College, que nos recuerda que “los españoles tenéis que aprender varias lecciones. No garantizar todas las deudas de sus bancos. Que los inversores pierdan su dinero, asegurando los depósitos hasta una cantidad razonable. Estad preparados para afrontar la presión del BCE si es necesario: no están de vuestro lado”. Y termina con una advertencia: “Si sois lo suficientemente estúpidos como para repetir los errores de Irlanda, os mereceréis todo lo que os va a pasar”. Magnífica lección de un experto irlandés que ya ha sufrido en las carnes de su país lo que es caer en las garras del rescate (sea declarado o encubierto, como van a intentar que sea el de España).

– El segundo es de Pissarides, que va al grano de la cuestión, y considera que lo que España está necesitando son medidas para relanzar el crecimiento económico (en nuestro lenguaje desarrollo sostenible), relajando las estrictas medidas de ajuste que se lo impiden. Si no hay crecimiento la deuda bancaria empeorará, por más dinero del rescate que se le insufle, pues sin que fluya el dinero, aumentará la morosidad y los bancos no saldrán del hoyo.

En fin. Así están las cosas por ahora. Mañana pueden estar de otra forma.




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