El problema de Grecia

Juan Hernández Vigueras – Consejo Científico de ATTAC.

La presión europea para la suspensión del referéndum en Grecia incrementa la responsabilidad de la Unión sobre el problema griego, que hay que recordar que arrancó con las trampas de la banca financiera y el laissez faire de la Comisión, con la industria del armamento y la corrupción de altos funcionarios; y además por la carencia de un gobierno democrático europeo.

Los mismos trucos de Wall Street que alimentaron las hipotecas subprime precipitaron la crisis que sacude Grecia y socava a la UE al haber permitido ocultar su endeudamiento a sus socios europeos, como contó The New York Times en febrero de 2010, meses antes de que “los mercados” tomaran el mando. En noviembre de 2009, el banco de inversiones Goldman Sachs ofrecía sus servicios al recién elegido Gobierno socialdemócrata griego, que acababa de revelar la falsificación de los informes presentados por sus antecesores a Bruselas ocultando el incumplimiento de las reglas de Maastricht. Esta vez, el nuevo Gobierno dijo que no, pero ocho años atrás los gobiernos conservadores negociaron con Goldman Sachs –cuyo vicepresidente era entonces Mario Draghi, ahora presidente del Banco Central Europeo (BCE)– y JP Morgan la creación de “instrumentos financieros” destinados a engañar a Bruselas, camuflando como operaciones con divisas lo que eran simples préstamos. El mecanismo fue una modalidad de derivados de crédito que siguen sin tener regulación, los swaps o permutas de tipos de interés para la emisión de deuda griega en dólares y yenes, que se permutaba por deuda en euros durante un periodo para luego, en fecha posterior, ser intercambiada de nuevo a las divisas originales. Esas operaciones se contabilizaban como ventas en divisas cuando en realidad eran préstamos bancarios encubiertos. Y Grecia recibía una suma mucho mayor que el valor que tenían los bonos en el mercado del euro; por ejemplo, con 10.000 millones de dólares o yenes en bonos, gracias a Goldman Sachs, los griegos camuflaban un crédito adicional de hasta 1.000 millones.

Y ese crédito disfrazado de “swap de tipos de interés” no aparecía en las estadísticas europeas. ¿Por qué? Pues por el principio vigente en la UE de no interferir en los mercados financieros, de modo que no se controla todo lo que sean derivados de crédito ni Eurostat, la oficina de estadísticas europeas, lo tiene en cuenta. Y como la comercialización de estos productos se sigue realizando en mercados no regulados, fuera de las bolsas oficiales, no hay constancia oficial de esos acuerdos. Aunque Eurostat había informado a la Comisión de que Atenas había enmascarado durante años su déficit, en particular, ocultando que entre 1997 y 2003 el país había incrementado su endeudamiento con la compra de armamento por valor de 9.000 millones de euros, gracias a créditos bancarios internacionales.

En el verano de 2010, el eurodiputado de los verdes Daniel Cohn Bendit, pedía el desarme de Grecia y Turquía y denunciaba en el Parlamento europeo la venta de armas de Alemania a Grecia mientras la UE le estaba obligando a duros recortes presupuestarios. Desde marzo de ese año, diversas informaciones recogían comentarios en privado de funcionarios griegos sobre la presión de Berlín y París, que utilizaban la crisis para impulsar las negociaciones sobre la venta de armas y los pagos pendientes. Entretanto, Alemania aprobaba los 22.400 millones de euros, que eran su parte del plan europeo de rescate de las finanzas griegas; y aquellas negociaciones daban lugar a investigaciones de la Fiscalía de Munich por la posible corrupción de políticos griegos y directivos de empresas alemanas, según la RTV alemana Deutsche Welle. Dentro de un largo proceso, altos cargos de la Marina, expertos y funcionarios griegos negociaron con directivos de la constructora alemana de submarinos Thyssenkrupp Marine Systems (TKMS) y sus socios de Abu Dhabi Mar, cuándo y cómo pagaría Grecia los millones de euros adeudados por la compra de unos submarinos, además de decidir el futuro del astillero griego de Skaramanga; y una nueva compra de submarinos alemanes. Estas negociaciones llegaron a la opinión pública alemana y también a la griega, que explicaría la fuerte irritación ciudadana frente a los escandalosos recortes aprobados por el Gobierno.

Más aún, para ultimar el segundo rescate de Grecia con la aquiescencia de Alemania, en junio de 2011 el primer ministro griego Yorgos Papandreu designaba como ministro de Finanzas y viceprimer ministro a Evangelos Venizelos (ahora contrario al referéndum propuesto), que hasta ese momento era ministro de Defensa y conocedor a fondo de los contratos de compras de armamento. Aunque oficialmente el reajuste ministerial tenía como objetivo negociar y aprobar ayudas y más recortes del gasto público con Bruselas y el FMI, fue capaz de lograrlo junto a los acuerdos sobre armamento.

Y es que Grecia es el mayor comprador de armas de Europa y con el mayor ejército de los países de la OTAN en proporción a sus habitantes, que en la década última ha gastado 50.000 millones de euros en Defensa, traducidos en sustanciosas ganancias para las empresas suministradoras alemanas, francesas y estadounidenses. Y es obvio que los gobiernos alemán y francés están presionados por sus propios bancos, que como ya es sabido son los principales acreedores de Grecia, aunque se hayan ido desprendiendo de los bonos griegos en sus carteras.

Artículo publicado en Público




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