El plan Obama para la crisis y los paraísos fiscales

Gerardo Rivas - El Plural

Obama ha sacado adelante el «Plan de Estímulo Económico» dotado con un importe de 787.000 millones de dólares que, según ha declarado, «marca el principio del fin de la crisis» y que «salvará de 3 a 4 millones de puestos de trabajo». Estas cifras son tan apabullantes que, para los que no estamos familiarizados con ellas, no podemos hacemos a la idea de su auténtica dimensión. Buscando una referencia para conseguirlo, he encontrado una que relativiza su importancia. Esta enorme cantidad de recursos representa, tan sólo, una trescientas-diecisieteava parte de la riqueza privada mundial depositada en los paraísos fiscales.

Hablando en román paladino, quiere decir que, con el dinero oculto a las autoridades públicas y que es el fruto, fundamentalmente, de operaciones en dinero negro, narcotráfico, trata de blancas, cohechos, prevaricaciones, cobro de favores ilícitos y otras muchas actividades ilegales y corrupciones, se podría haber dotado un plan de estímulo económico para todos los países del mundo estimado, nada más y nada menos, que en 250 billones de dólares.

La proliferación de estos oscuros centros de ocultación de dinero, han estado favorecidos por el vigente sistema económico y financiero neoliberal que se ha impuesto, como si fuera dogma de fe, en el actual mundo económico globalizado. De esta forma y hasta tal punto se ha priorizado la libertad de los movimientos de capitales y la creación de sofisticados instrumentos financieros, que éstos han quedado fuera del control efectivo de las administraciones públicas.

Sólo en Europa, existen siete de estas peculiares cajas fuertes para que el dinero, producto de las distintas y variadas delincuencias, encuentre acomodo seguro fuera del control de los gobiernos de los depositantes: Liechtenstein, Mónaco, Andorra, Gibraltar, San Marino y Suiza.

Si en su día, el anterior presidente de la gran nación norteamericana, decidió invadir un país porque decía que éste poseía armas de destrucción masiva ¿qué cabría hacer en los países que realmente sí tienen, hace ya demasiado tiempo, auténticas bombas de relojería para desencadenar en un tiempo no determinado, pero seguro, la mayor confrontación social de la historia?

Desgraciadamente, la formulación de esta pregunta no es demagógica. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional y de la ONU, con los impuestos que dejan de recaudarse por los recursos depositados en estos escondrijos fiscales, podrían cubrirse sobradamente los «Objetivos del Milenio». Es decir, erradicar la pobreza y ayudar a los países del Sur a conseguir un desarrollo humano sostenible hasta el año 2015. ¡Sólo con los impuestos! ¡Qué no podría hacerse, entonces, con la confiscación de todo el tesoro proveniente de actuaciones delictivas y depositado por los modernos piratas en estas cuevas financieras!

Y no haría falta invadir ningún país. La operación sería totalmente incruenta. Bastaría, únicamente, voluntad política para llevarla a cabo.




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