El G-20 no puede dar más de sí. Entendemos que tampoco lo pretende

Carlos Martínez García – Presidente de ATTAC España

En primer lugar, comentaré que nada más finalizar el G-20 la Junta de ATTAC España y varios miembros de su Consejo Científico, comenzamos a analizar los resultados de esta cumbre parcial y reducida de Estados más poderosos del mundo. Mientras tanto, Attac Francia emitió un comunicado de su Consejo de Administración con el que coincidimos plenamente, por lo que nos pareció correcto publicarlo y difundirlo con nuestro apoyo, pero de forma honrada y respetuosa con su trabajo, indicando su autoría.

El hecho es que al compartir, por otro lado de forma lógica, los planteamientos de nuestras compañeras y compañeros franceses, entendíamos era lo más lógico el darle difusión indicando de paso nuestra identificación con sus conclusiones.

Pero, aún siendo muy oportuno este comunicado y muy correcto, se realizaron análisis y reflexiones que entiendo que, por ser representante de ATTAC España, debía trasladar.

G-20 versus G-192

El G-20, una vez más, ha sido un “amagar y no dar”, pues finalmente ni tan siquiera los bonus de los ejecutivos bancarios, responsables del desastre financiero de la crisis, han sido “tocados”. Salvaguardando así los intereses de los responsables de la economía casino, por los que el G-20 no se ha puesto de acuerdo ni siquiera en aplicar una medida moralizante, aunque ciertamente muy poco efectiva. Con que los Gobiernos, en especial los de los “estados centrales”, no vuelvan a hacer caso a sus “teólogos” neoliberales basta.

Siendo cierto que el G-20 ha eliminado por innecesario el G-8 (que además resultaba obsoleto, pues no tener en cuenta en el mismo a las llamadas “potencias emergentes” más Rusia era irreal), no se ha tenido en cuenta sin embargo al resto del mundo. Es decir, no se ha dado el paso de democratizar más la gestión de la crisis financiera, reconociendo el papel de la ONU a través del G-192, ampliado a las Organizaciones de la Sociedad Civil, tal y como sí hizo la Asamblea General de las Naciones Unidas por impulso de su anterior presidente de turno, el Padre Miguel D`Escoto.

ATTAC España entiende que cualquier intento de resolver la crisis financiera global pasa por un consenso mundial más representativo, y en este sentido entendemos -y así lo hemos manifestado ya públicamente, al igual que en los foros internacionales de ATTAC-, que es el seno de la ONU, el conocido como G-192, con la participación de los Movimientos Civiles e Internacionales Sindicales, el marco adecuado. Abundaremos no sólo en que esto es más participativo, sino también en que las resoluciones del Grupo de Trabajo que coordina Joseph Stiglitz, se han realizado propuestas más amplias, pues la crisis no sólo es financiera: lo es ambiental, energética y alimentaria. Advirtiendo además que los análisis del grupo de trabajo del G-192 son mejores, y además profundizan en las causas reales del problema, y por tanto inciden en como superarlo. Finalmente, las propuestas del G-192, tal y como señaló Ricardo García Zaldívar que acudió como delegado de ATTAC son, para las organizaciones civiles y los movimientos sociales, un buen punto de partida. ATTAC España piensa que el G-192 tiene una legitimidad de la que el G-20, como club de países ricos, carece.

Ausencias en el Documento Final del G-20

El documento final del G-20 sigue planteando un modelo económico basado en la vuelta a la senda del crecimiento sostenido como solución a los problemas derivados de la crisis, sin referirse siquiera a la distribución de ese crecimiento, ni dar opción a que nadie pueda buscar otros caminos más sostenibles ambiental y socialmente. Se obvia el carácter sistémico de la crisis.

ATTAC en el Estado Español considera muy grave que no se reconozca la culpabilidad de las grandes entidades financieras como causantes de la crisis, y al contrario se da por hecho su reforzamiento mediante la concentración de éstas, con aumentos significativos de su capital y el aumento de poder que ello significa.

ATTAC España denuncia que se habla de la apertura de los mercados y mayores flexibilizaciones, pero en absoluto se menciona a los Servicios Públicos de no ser, y esto es lo más preocupante, que estos también se consideren comercio, en línea con la OMC y las posiciones más ultraliberales. La carencia de estos Servicios y/o su privatización es uno de los daños fundamentales del Neoliberalismo, que ha conducido a este fracaso financiero y social impulsado por el FMI, y hechos obligatorios por el Banco Mundial antes de conceder prestamos a países empobrecidos, sabiéndose que los Servicios Públicos o de interés general son una fuente de empleo, crecimiento, justicia redistributiva e incremento del PIB Social y del bienestar. En muchos países pobres y empobrecidos resultan ser además la única forma de prestar apoyo a sus poblaciones, pues de no hacerse mediante iniciativas públicas, como las Transnacionales de los Servicios Públicos sólo buscan negocio, estos se encarecen y la inmensa mayoría de las poblaciones no tienen acceso a ellos. En cambio, se le encomienda a la punta de lanza de la desregulación y privatización, el FMI, la gestión de la reforma financiera y el control de nuevas regulaciones, lo cual cuanto menos resulta paradójico.

Hemos pues de plantearnos el caminar hacia una gobernanza mundial con participación ciudadana y democrática, al tiempo que profundizar en integraciones regionales como la que se está viviendo en amplias zonas del sur y en América Latina en especial (donde acaba de consolidarse el Banco del Sur, como alternativa a las entidades financieras del Norte). En Europa, la democratización de la UE es imprescindible, pero alejada de su actual acervo legislativo profundamente neoliberal. El G-20 no plantea ninguna iniciativa en este sentido; al contrario, profundiza tan sólo en salvaguardar las herramientas financieras globales controladas por organismos fracasados y tremendamente deslegitimados por los pueblos, en especial los del Sur.

Finalmente hemos de contemplar con preocupación como el G-20, en su fase actual, no sólo no se plantea ya la simple refundación de un capitalismo de rostro humano, sino que todos sus trabajos y ayudas públicas están siendo conducidas a que todo siga igual que antes del estallido financiero. No se ha aprendido nada, no se han sacado las conclusiones correctas y las fuerzas conservadoras, financieras, y los poderosos pueden estar tranquilos. Las posibles reformas quedan relegadas en el tiempo y en la práctica se apuesta por el capitalismo financiero, pretendiéndose solucionar este crash mediante recetas neoliberales.

Es por ello imprescindible seguir tejiendo una amplia alianza social de Asociaciones, Movimientos y Sindicatos que, coincidentes con los postulados del Foro Social Mundial, trabajemos no sólo por informar y elaborar documentos, sino por movilizar a una sociedad a veces conformista o resignada por la alienación cultural que sobre ella ejercen los poderes reales mundiales.

Es también hora de exigir a los representantes de ciertos gobiernos en el G-20 mayor coherencia, y a las potencias emergentes más solidaridad y menos copia de actitudes imperiales de los viejos imperios coloniales que ciertas potencias del G-20 representan.

ATTAC ha trabajado y trabajará por lograr esta unión de las fuerzas sociales, y sólo en estas encuentra la capacidad de poder comenzar a cambiar las cosas.




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