El entrecejo de Goliath

lobos mundoFernando Moreno Bernal – ATTAC Andalucía.

No se trata de interpretar la realidad, sino de transformarla.

Pascual Serrano titula el artículo donde narra como surge Rebelión.org “Historia de una lucha. La honda de David1 utilizando el símil de la página Web como la herramienta o el arma con el que atacar al Goliath de ahora, el sistema capitalista. La piedra sería la palabra y los artículos publicados, el argumentario con el que desmontar el consentimiento de la oprimida, explotada y esclavizada ciudadanía; la lucha ideológica por la hegemonía social. Nos queda sólo saber cuál es el entrecejo donde hay que dar con la fuerza necesaria para derribar al Goliath de comienzos del S. XXI. Si la piedra hubiese dado en cualquier otro lado David hubiese sido masacrado.

Como dice Susan George2 nos han encarcelado mental y físicamente y hemos de liberarnos. El rápido crecimiento y la desmedida proporción alcanzada dentro de la economía mundial por la financiarización, su cáncer, es la manifestación visible. Todo cáncer proviene de una alteración celular que lo provoca y es su causa última, la que hay que atacar si queremos curarnos. ¿Cuál es esa alteración en el actual sistema-mundo del capitalismo financiero internacional que debe ser nuestra diana? Susan George3 se lo plantea cuando dice “primero debería conocer el nombre del Zar que hemos de derrocar esta vez y la dirección del Palacio de Invierno donde se encuentran él y sus consejeros”.

Alberto Garzón en un reciente artículo “¿Quién controla la economía mundial? El poder de las transnacionales”4, nos muestra los resultados del reciente y único estudio que ha evaluado la red global que conforman las transnacionales. Según este estudio que ha analizado las redes de 43.060 transnacionales, apenas un 737 de ellas controlan el valor accionarial del 80% total. Esta distribución de poder es mucho más desigual que la distribución de riqueza y renta. Además, el 40% del valor de todas las transnacionales del mundo está controlado por un pequeño núcleo de 147 transnacionales. Y de ese núcleo de trasnacionales tres cuartas partes son entidades financieras. Esta es la realidad. Y concluye Alberto: “Podemos decir, con los datos en la mano, que las entidades financieras son quienes controlan la economía mundial. Pero lo hacen sin necesidad de recurrir a conspiraciones oscuras, porque es la propia dinámica del sistema económico capitalista la que explica que estos sujetos económicos, las empresas transnacionales y su red, operen de acuerdo a una lógica que les lleva a defender sus intereses. Intereses que son antagónicos con los de los ciudadanos, de modo que su propia dinámica lleva al incremento de la explotación sobre los más desfavorecidos.”

Pero las preguntas siguen en el aire ¿Se trata sólo del control económico, no del político y militar? ¿Es la mano invisible del mercado quién gobierna el mundo aunque este se limite a 147 transnacionales? ¿Qué o quiénes entonces mantienen y deciden sobre el gobierno del mundo? ¿Cómo transformamos esta realidad, como derribamos este Poder? ¿Cuál es el entrecejo de las 147 transnacionales de las que ¾ partes son financieras?

Diego Valadés, Universidad de Méjico, lo definía como el “Gobierno intangible o invisible”, José Manuel Pureza, Universidad de Coimbra, lo denominaba en 2008 “poder nebuloso”5. Es un poder opaco, nada democrático, y en su ocultamiento reside su poder. Los Presidentes de EE UU Eisenhower primero y los hermanos Kennedy6, que fueron asesinados por hacerlo, advirtieron sobre ellos. Se le conoce como Grupo de Bilderberg, nombre del Hotel belga donde se reunieron por primera vez en 1954, y su Comité Permanente, el verdadero Poder en la sombra, lo conforman sólo 33 personas, la cúpula de una red de transnacionales e instituciones que controlan la economía, legal e ilícita, los medios de comunicación, los centros de investigación, OTAN y aparatos militares, estatales y privados, así como el acceso al Poder político en las distintas instancias de los Estados-nación así como de los organismos internacionales. Si el estudio hubiese analizado y cotejado el accionariado de estas 147 transnacionales se visualizarían estas 33 personas que, por otra parte, van variando en el tiempo porque también entre ellas hay luchas “cortesanas” como viene ocurriendo a lo largo de la historia de la humanidad.

Y es lógico que sea así. El sistema capitalista necesita de un Estado para ejercer su hegemonía económica, ideológica y política, que incluye la militar. Antes de la mundialización de la economía se desarrollaba en competencia entre ellos amparándose las oligarquías tras sus Estados-nación. Al surgir las transnacionales, concentrándose en un número menor en el tiempo, los diferentes Estados-nación ya no les sirven. Tras la Segunda Guerra Mundial crean la ONU con cuarenta y cuatro países, en un mundo aún colonial, como germen de ese Estado Mundial que necesitan. A medida en que el proceso de liberación nacional acaba con las colonias y la presencia de los países del bloque soviético les impide ejercer plenamente como Estado Mundial del sistema aparece la necesidad de montarlo a su margen. En 1954, sólo diez años después, se reúnen en Bilderberg, pero no es hasta 1967, tras el magnicidio del Presidente de Egipto Nasser, cuyo laicismo y modernidad para el pueblo árabe ponía en peligro la continuidad de las autocracias de la península arábiga y el golfo pérsico, y con ellas, del control sobre las reservas de petróleo, cuando realmente se consolida como el Estado imperial de las transnacionales en la sombra.

Tenemos que comprender el papel del Estado en el actual capitalismo mundial agonizante, al que llaman globalización. El Estado surge de la sociedad y refleja en cada momento histórico su realidad política y civil. Desde la aparición de la propiedad privada la sociedad ha estado dividida en clases, y esta división supone la creación de un sistema de dominación de una sobre la otra u otras. Los sistemas de dominación han ido variando a lo largo de la historia y los territorios. El primero fue la fuerza bruta, pero ya los antiguos egipcios desarrollaron sistemas más sofisticados basados en las creencias religiosas, es decir, en el miedo y el culto a la muerte para justificar el poder ante los dominados y “estabilizar y cohesionar” una sociedad en conflicto permanente. El sistema de dominación social es más amplio que el Estado, y este es más que el Parlamento, Gobierno y Jefatura del Estado, sea esta monarquía o república en los Estados-nación. Hoy el poder de las transnacionales y el capital financiero internacional que hay tras ellas lo ejercen sobrevolando y dominando a estos Estados-nación.

El Estado es el instrumento ordenador del sistema en su dimensión política. Pero al surgir de la estructura social periódicamente existen conflictos entre la sociedad y el Estado, que terminan siempre con las oportunas transformaciones de este último. Se cambia algo para seguir igual, para que el sistema de dominación continúe. El sistema de dominación se basa en dos tipos de mecanismos7: aparatos de coerción, violencia institucionalizada, y aparatos de subyugación ideológica, como la educación, la religión, valores y teorías económicas, medios de comunicación, etc. Tanto los primeros como los segundos pueden ser ejercidos desde el Estado como desde la sociedad civil y los dos son “poder” es decir, mecanismos de coerción y dominación para el mismo fin.

El sistema social capitalista basa su dominación fundamentalmente en el acatamiento del “mercado” como instancia fundamental de asignación de recursos. La primera consecuencia es la mercantilización de todos los aspectos de la vida, incluido el ser humano que también se convierte en mercancía. La teoría económica neoliberal, el denominado Consenso de Washington, se ha configurado como el principal instrumento de su hegemonía. La contestación social mundial surgida en las movilizaciones del Foro Social Mundial la última década del siglo XX y comienzo de este S. XXI, amplificada por el 15M y Ocupa Wall Street, ha deslegitimado la superestructura económica internacional, y la rebelión de los países BRICS contra esta ideología han sido respondida desde el sistema con la “lucha contra el terrorismo internacional” y las guerras por el control militar directo de los recursos petroleros, fomentando una política del miedo y fortaleciendo el aspecto “dominador”, socavando y atentando contra los derechos humanos y los fundamentos esenciales de la propia democracia.

El protagonismo de las iglesias como instrumento de subyugación ideológica en este periodo también es significativo. Un componente esencial de la revolución burguesa fue su laicismo; el poder feudal y absolutista basaba su dominación ideológica en la religión, el Estado burgués alternativo tenía que neutralizar esta subyugación para imponerse, de ahí el laicismo beligerante de los constituyentes americanos y de la República francesa. También las contradicciones en las que se movieron los constituyentes de Cádiz en 1812, donde un tercio de los mismos representaban a las órdenes religiosas. En estos últimos tiempos la oligarquía internacional, numéricamente insignificante en la humanidad, recupera las religiones como mecanismo de subyugación ideológica para instrumentalizar a sus creyentes, cualquiera que sea su dios, condicionar la vida política y hacer actividad política como ocurre en todos los países islámicos, pero también en Israel, EE.UU., España, etc.

En la actualidad el sistema-mundo capitalista sufre a nivel global un conflicto abierto entre la sociedad mundial y sus instrumentos reguladores internacionales que ya no pueden seguir cumpliendo su función. Pero no hay crisis del sistema de dominación sin crisis del Estado, en cuanto que este es el ordenador del sistema en su dimensión política en un momento dado. Pero no toda crisis del Estado es una crisis global del sistema de dominación, como ocurrió en la transición española. El sistema de dominación se autorregula mediante un complejo sistema de mecanismos que superan el marco de la propia estructura estatal, protegiéndose así de sus propias y periódicas crisis estatales. Las desigualdades y tensiones provocadas por el sistema son tan manifiestas y graves que sus mecanismos de autorregulación no funcionan y han de ser sustituidos por otro, un neofascismo internacional.

Los líderes del sistema, entre los que se cuentan los europeos que dirigieron el escrito a Sarkozy en 2008, son conscientes de que la ruptura del sistema ordenador de las relaciones internacionales trae implícito el desorden y el caos general, la disgregación de la sociedad y la posibilidad de desaparición del propio sistema. Reclaman una reforma de estos mecanismos autorreguladores para perpetuarlo. Cambiar algo para poder seguir dominando; crear un Estado mundial sin salir del propio sistema capitalista. Gobernar los mercados financieros para que el conflicto entre estos y la humanidad no suponga la desaparición del propio sistema capitalista.

Nuestra fuerza y poder se generará con voluntad decidida y actuando sabiendo qué hacer y cómo hacerlo.

La fuerza del sistema-mundo capitalista agonizante radica en la opacidad, el ocultamiento de sus verdaderas intenciones, y en la confluencia de dos corrientes: por una parte, la economía de mercado basada en un modelo con intereses positivos que hace pagar por el capital a los que hacen uso de él y, consecuentemente, les hace fluir los capitales financieros a sus manos, provocando una sociedad de consumo irracional de productos perecederos y privatizados; y, por otra, una geopolítica internacional que radicaliza los aspectos disgregadores, étnicos y locales de las religiones, alimentando un fundamentalismo de todas las religiones basado en una lectura literal y vaciada de su común universal que fragmenta y divide a la humanidad. ¿Qué hacer? Desenmascarar y cambiar los cauces de esos dos ríos.

Desenmascarar las actividades oscuras, antidemocráticas y criminales del Comité Permanente de dirección del Grupo de Bilderberg, personificación de la fracción industrial-militar y financiera USA-israelí hegemónica del capitalismo agonizante y sionista que sufrimos. Enfocar la luz de la información pública en sus integrantes y en sus actividades.

Exigir la puesta en marcha en todos los Estados-naciones y organismos plurinacionales como la UE de políticas económicas en base a intereses negativos reales de forma generalizada y para siempre, es decir, que paguen a partir de ahora por el uso del capital los poseedores del mismo, lo que implica que nadie desee ser propietario de capital por lo que este deberá ser nacionalizado, como está ocurriendo ya a causa de la crisis financiera internacional y la nacionalización de las perdidas de las entidades hipotecarias en EE. UU. y Gran Bretaña. En consecuencia, el coste del capital habrá de ser prorrateado entre toda la población como ocurre con la provisión de cualquier otro servicio público, lo que conlleva esta gestión pública, la eliminación de burbujas financieras, la política de decrecimiento monetario y la incentivación de la producción de bienes duraderos y públicos.

La respuesta de la humanidad a esta crisis del sistema de dominación del capitalismo agonizante tiene que ser la construcción de la democracia del S. XXI. La historia moderna de la democracia ha estado íntimamente asociada al desarrollo de la soberanía de los Estados nacionales sobre el poder soberano de la ciudadanía. El proceso de globalización neoliberal suprime la soberanía ciudadana que pierde centralidad política y capacidad para definir el futuro de la humanidad, mientras que crece la interdependencia global. ¿Cómo puede la democracia sobrevivir a estos cambios, donde el mercado se impone pero la ciudadanía desaparece? Haciendo surgir la ciudadanía universal como nuevo poder soberano, al mismo nivel que el capital internacional, superando el ya obsoleto espacio de Estado-nación, globalizando lo social y lo político en un cambio global que cree una verdadera Aldea Global en lo económico, social y político.

En primer lugar, hay que reconocer que en un mundo unificado para el capital y las mercancías, la competitividad entre los Estados nacionales y territorios le otorga una ventaja estratégica a los mercados financieros. La construcción de un Estado democrático, legítimo y transparente mundial para un planeta y una humanidad es un proceso necesario que ha de hacerse sobre el reconocimiento de la diversidad y los procesos de construcción plurinacionales como UNASUR en Latinoamérica, con poderes económicos y militares autónomos que le permitan tener voz propia y defenderse durante la construcción de la alternativa real.

En segundo lugar, necesariamente tiene que tener un proyecto alternativo, diferente al de los reformadores del sistema actual. No podemos estar hablando del mismo proyecto. No es posible aceptar el mercado sin cuestionarlo. La prioridad es la dignidad del ser humano y no podemos consentir que se sustituya a la ciudadanía por el consumidor, que en definitiva es el proyecto político de los nuevos reformadores neoliberales. La alternativa pasa por hacer visible el carácter histórico del sistema capitalista, su perentoriedad, el agotamiento de sus potencialidades y su impotencia para satisfacer las necesidades de la humanidad. Por exigir y construir alternativas de producción donde el ser humano, su dignidad y necesidades sea la prioridad y razón de ser. Y por construir su correspondiente dimensión política alternativa. Y en este sentido las palabras utilizadas son esenciales. Al utilizar el término “capitalismo agonizante” trasladamos la imagen y visión de una muerte inminente, de la necesidad de erigir la alternativa, que no se hace si lo denominamos “capitalismo maduro o senil”.

En tercer lugar, construir nuestra propia hegemonía sobre la que se irá conformando el bloque social alternativo, diverso en los diferentes continentes y espacios territoriales del mundo. Manifestar que el crecimiento económico medido en PIB es imprescindible para crear empleo y erradicar la pobreza es batallar en el terreno de ellos, porque es lo mismo que decir que sin reproducción ampliada del capital no es posible. Hay que manifestar con claridad y firmeza que un crecimiento ilimitado es inviable. Que la actual Teoría económica corresponde a la economía industrial y que la verdadera sociedad del conocimiento, donde el factor económico fundamental es el ser humano y donde se satisfagan todas las necesidades de la humanidad acercándole la felicidad a toda ella, requiere su propia y nueva Teoría económica que de paso a un sistema productivo con decrecimiento monetario y basado en bienes duraderos.

Y para hacer posible el cambio global que la humanidad necesita tenemos que neutralizar y paralizar el centro de mando y control del sistema, a los enemigos de la humanidad y de la Vida, los integrantes del Comité Permanente del Grupo de Bilderberg, el entrecejo del Goliath del S. XXI.

NOTAS:
1. Serrano, Pascual. “La honda de David” www.rebelion.org 18.12.2003 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=10881
2. George, Susan. “Sus crisis, nuestras soluciones” Icaria editorial S A 2010. Pág. 8-11
3. George, Susan. Ídem Pág. 17
4. Garzón, Alberto. www.attac.es/2012/05/09/%c2%bfquien-controla-la-economia-mundial-el-poder-de-las-transnacionales
5. VII Encuentro de Salamanca “La calidad de la democracia. Las Democracias del S. XXI”. Fundación Sistema. 2-5 de Julio 2008 http://www.fundacionsistema.com/media/PDF/Prog_VII_Encuentro.pdf
6. El discurso que hizo matar a JFK http://www.youtube.com/watch?v=ru71aSygXOk&NR=1
7. Tuya, Carlos. “La función histórica del Estado y la democracia”. Akal editor Madrid 1980




ATTAC, asociación sin ánimo de lucro, denuncia que el pasado 5 de noviembre fue publicada en el BOE la Ley 21/2014, de 4 de noviembre, por la que se modifica el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, y la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, en virtud de la cual la reproducción total o parcial, así como la descarga del material de esta página es susceptible de ser gravado por un canon a cobrar por CEDRO, en contra de nuestra voluntad, y por tanto solicitamos su inmediata derogación.


ATTAC Andalucía no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.