Dimisión es la palabra

RajoyJosé A. Pérez — ATTAC Madrid.

Cuando la palabra del presidente del Gobierno no tiene la menor credibilidad, dimisión es la única palabra que puede pronunciar Rajoy para ser creíble al menos por una vez.

“Nunca he recibido ni he repartido dinero negro; es falso”, aseguró el jefe del Ejecutivo ante la plana mayor de su partido tras el escándalo por las cuentas del extesorero del PP. Más o menos, lo mismo que diría el Bigotes y otros pájaros de cuenta B imputados en la trama Gürtel.

Hemos llegado a un punto en que no bastan las palabras, sino los hechos. La promesa de Rajoy de entregar sus declaraciones de la renta no es suficiente para eliminar las dudas. La acusación que se cierne sobre la cúpula del PP se refiere a “dinero negro”, especie que por su misma definición no se declara a Hacienda. En los impresos de la declaración del IRPF sólo hay casillas en blanco para rellenar con datos. No hay casillas “en negro” puesto que ningún evasor de impuestos declara el importe evadido. Al menos, hasta que una oportuna y sonrojante amnistía fiscal brinda la oportunidad al delincuente de lavar a precio de saldo su delito y su dinero.

Pero, por encima de todo, el problema de Rajoy es de credibilidad. Aun no siendo santo de mi devoción, a mí me gustaría poder confiar en la palabra de la persona que tiene a cargo el timón del país. Pero el presidente del ejecutivo actual, al cabo de un año de mandato en el que ha incumplido absolutamente todas y cada una de sus promesas de gobierno, ha destrozado su propia credibilidad. Según demuestran los sondeos realizados por distintos medios, la palabra de Rajoy no es creíble para la opinión pública.

¿Cómo fiarse del líder de un partido que ha permitido la permanencia en la sede de Génova —con despacho, coche y abogados— del tal Bárcenas, director de las finanzas del PP al que se le han localizado 22 millones de euros en cuentas opacas que luego ha regularizado gracias a la amnistía fiscal concedida por el Gobierno? Tal y como le está pidiendo el clamor que circula por las redes sociales, Rajoy debe presentar su dimisión.

El millón de firmas en este sentido que está a punto de alcanzar la iniciativa recogida en Change.org no es suficiente para exigir la dimisión del líder de un partido que obtuvo más de diez millones de votos en las últimas elecciones. Pero es un indicio de lo que se avecina ahora que el grueso de sus electores también es víctima de los recortes del Gobierno. Votantes frustrados por el incumplimiento sistemático de sus promesas y asqueado ante la bochornosa exhibición de actividades corruptas por parte de miembros del PP.

Pero Rajoy no dimitirá, al menos motu proprio. Aparte de no tener credibilidad, tampoco tiene honestidad política. La obscenidad que impregna sus declaraciones no es retranca gallega, sino cinismo propio de esa rancia derecha hispánica reflejada en Los Santos Inocentes a la que pertenece. Lo demuestra, una vez más, en esa nueva declaración efectuada ante la atenta mirada de frau Merkel, sacerdotisa máxima del neoliberalismo europeo:

Dice Rajoy: “Reitero lo que dije el sábado. Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto. Salvo alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación. […]. Las afirmaciones son absolutamente falsas”.

¿En qué quedamos: lo publicado es verdadero o es falso? Porque en buena lógica, si alguna cosa es cierta, “todo” no puede ser falso.

Rajoy no dimitirá. No es el estilo de la derecha del Partido Popular, la de Gürtel, los áticos comprados a toda prisa, la de la ministra que gasta 4.000 euros en confetis para la fiesta de los niños y que tampoco quiere dimitir. Lo que sí hará esa derecha hedionda será enviar a la policía para reprimir a las personas que protagonizan las protestas ciudadanas.

Génova, tomada por la Policía, titula una información publicada por un medio de la caverna: Situación de excepción en Génova 13. El tráfico fue completamente cortado en todas las calles próximas a la sede nacional. Decenas de policías fueron enviados para proteger a los altos cargos del PP. Esto recuerda lo que en esos medios cavernícolas dijeron a propósito de la creación de la Unidad Militar de Emergencias, que fue calificada como la guardia pretoriana de José Luis Rodríguez Zapatero. Aseguraban por entonces que éste se haría fuerte en La Moncloa y se negaría a abandonarla en caso de que las cosas se le torcieran.
De te, Marianus, fabula narratur 




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