#29M, entre la realidad y la utopía

huelgaRosa Mª Artal – Comité de Apoyo de ATTAC.

Luis De Guindos ha declarado que “la huelga no modificará “ni un ápice” la reforma laboral, independientemente de que se considere un éxito o no”. “No hay duda” de que no se modificará”, ha añadido. Para el antiguo presidente en España de la quebrada Lehman Brothers –símbolo del origen de la crisis de 2008- esta ley es el “mayor esfuerzo de racionalización e introducción de flexibilidad en el mercado de trabajo” y está convencido de que “clarificará la perspectiva de inversión en España”. Olvida que España no es un producto, ni una empresa, sino el lugar de convivencia de millones de ciudadanos de los que él es un representante en el Gobierno.

La arrogancia del ministro choca con los datos de la realidad. El ejecutivo de Rajoy, y en el área que controla De Guindos, ha gastado casi la mitad del déficit que tenía previsto para todo el año en sólo dos meses: enero y febrero. Hacienda le quita importancia, pero el ajuste para equilibrarse -caso de que se logre-  saldrá de la piel de los españoles. Buscando únicamente la confianza de los mercados por encima de cualquier otra consideración, la bolsa española ha caído por debajo de los 8.000 puntos que se situaba como límite de esos que llaman psicológicos. Es decir que ni las niñas de sus ojos -reducir el déficit a costa de las necesidades de la sociedad y los amados mercados- están a salvo con el PP.

Los asalariados españoles sí que lo tienen crudo. De la Reforma Laboral lo que más les gusta a los directivos es el despido.  Esperanza Aguirre, a la sazón presidenta de la Comunidad de Madrid, cuenta que piensa otra cosa y que esta huelga contra la Reforma Laboral ”sólo persigue arruinar aún más a España y ser una revancha de los que quieren ganar en la calle y en la algarada callejera lo que han perdido en las urnas”. Convendría que Aguirre recordara lo que los votantes del PP creyeron -a la vista de sus vibrantes palabras- que iba a hacer este partido antes de introducir la papeleta… Aunque parezca mentira no están hablando de su propia Reforma Laboral.

No sé cuál será el resultado de la huelga, hay tantas coacciones y amenazas para que no se secunde que igual no tiene resultados espectaculares. Espero que no sea así ¡todo lo contrario! Con mi amiga Àngels Castells apoyo lo que tiene de defensa de la dignidad, y de muchas otras cosas. Por eso entresaco párrafos de uno de los varios artículos que ha publicado en su blog sobre la huelga contra la Reforma Laboral :

“Sólo en la lucha cotidiana, de nuevo, en el taller y la oficina, en las plazas privatizadas que se llaman con engaño “espacio público” y en los hospitales públicos que privatizan… sólo con el ejercicio tenso de la igualdad, de nuevo, en la parte trasera del autobús y en las aulas prohibitivas (y así, prohibidas), puede encontrarse aliento para formar de nuevo, mentalmente, un proyecto de solidaridad cuyo fundamento ético nos permite forjar una utopía compartida.

Y en otro aspecto fundamental, cuando intentan que desaparezca la filosofía y la historia de institutos y universidades, cuando han casi conseguido que la economía deje de ser ciencia social para prostituirla en falsa ciencia exacta (cuando más se aleja la economía política de las personas y más se pervierte en la falsa mecánica elemental, el arte del trilero y el esoterismo), conviene recuperar para una utopía nodriza, el hilo rojo que viene de antiguo y que consigue apoyo y lucidez en obras como las de Marx, tan actuales, en tantos aspectos, hoy en día.

Es fundamental para seguir razonando en positivo y mantener la cordura, que nos libremos tanto de los virus neoliberales como de la pereza intelectual y las anemias de la audacia, y creemos y creyamos en el instinto de clase, buscando y trabajando soluciones radicales y lúcidas a los nuevos retos.

(…)

Nos estamos acercando (retrocediendo) hacia mediados del siglo XIX y Dickens podría ser perfectamente un escritor de nuestro tiempo, es igualmente imprescindible superar este modelo económico que oprime y enferma por otro en el que la vida se desarrolle de manera más autónoma, solidaria y feliz. Cuando las “soluciones” que da el sistema es un crecimiento que provoca enfermedades que no se investigan ni se tratan, cuando lo que se llama “desarrollo” no evita muertes sobradamente innecesarias y evitables, cuando cada día mueren sólo en África 12.000 niños que podrían haberse salvado en un mundo menos desigual, permítanme que cambie el sentido de las respuestas habituales a las preguntas sobre utopías de presente o de futuro.

Para mí, querer cambiar el mundo para que nadie se muera de desnutrición, de sed, o de enfermedades evitables, defender los derechos de ciudadanía, la salud y la enseñanza pública, e incluso una vida más amable y feliz, tiene todo el anclaje con la realidad. Y lo realmente utópico (en ese sentido vano y como de vuelta que le dan los voceros del sistema, sabios oficiales bajo palabra de honor) es que los poderosos, con todos sus bancos financiados con el dinero de la ciudadanía, con todos sus lujos y su corrupción, con todas las graves injusticias que están cometiendo y agravando, con toda la barbarie que está llamando a la puerta, se crean que lo sensato y razonable por parte de todas las personas desposeídas, explotadas, indignadas desde hace años (siglos) no sea actuar y comprometerse para cambiar, de forma radical, aboliendo y superando el hedor de lo presente, hacia un mundo más civilizado, de mayor equidad”.




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